A días de anunciar su renuncia a la corona británica, Harry y Meghan Markle eligieron una sorprendente mansión en Deep Cove, al norte de Vancouver, para comenzar su nueva vida junto al pequeño Archie.
Pese a no contar con títulos nobiliarios ni con el dinero público que se les asignaba por parte de los contribuyentes, la pareja está lejos de iniciar una vida austera, ya que, su nueva morada posee mil metros cuadrados y está valuada en diez millones de euros.
La nueva residencia cuenta con cinco dormitorios y ocho baños, todo decorado con estilo francés. También tiene una oficina con chimenea, un gran comedor y otros ambientes confortables y bellos que no se diferencian sustancialmente de la mansión que la pareja tiene en el Reino Unido.
No va más
La decisión de Harry y Meghan Markle de pasar más tiempo en Canadá y reducir sus compromisos reales provocó una crisis que culminó cuando la reina Isabel y los Windsors les exigieron dejar sus roles oficiales activos dentro de la monarquía británica.
El ex príncipe se mostró enojado por el desenlace del conflicto y lo manifestó en un discurso que dio ante la organización benéfica Sentebale. "Nuestra esperanza era continuar sirviendo a la reina, a la Mancomunidad y mis asociaciones militares sin fondos públicos. Lamentablemente eso no fue posible", explicó Harry.
Luego, agregó: "He aceptado esto sabiendo que no cambia quién soy o cuán comprometido estoy. Pero espero que eso ayude a comprender a lo que se ha llegado, que me alejaré de todo lo que he conocido para dar un paso adelante en lo que espero pueda ser una vida más pacífica".
A juzgar por la enorme y bella mansión a la que se mudará, sin dudas, Harry y Meghan tendrán una vida más pacífica.
