No sabemos si realmente el objetivo de fondo es promocionarse mediáticamente o ingresar a El libro Guinness de los récords, pero las reiteradas separaciones exprés del Polaco (30) y Silvina Luna (37), tranquilamente invitan a pensarlo. Chanzas al margen, parece que en esta ocasión sí, después de tanto “nos peleamos y te perdono” el adiós sería definitivo. Ninguno de los protagonistas lo confirma, aunque a juzgar por el camino que tomaron uno y otro, todo indica que al menos por un tiempo estarán sin verse. Mientras que el cantante se quedó en Buenos Aires para cumplir con diferentes compromisos de trabajo relacionados con su actividad, la modelo armó las valijas y se fue de vacaciones a Nueva York, con la esperanza también de abrir puertas laborales en el país norteamericano.
De conseguirlas, difícilmente regrese pronto, y salvo que el Polaco se traslade hasta allí, la posibilidad de un reencuentro con fines de reconciliación parece, valga la redundancia, bastante lejana. “La verdad es que nos queremos pero decidimos estar solos. No me gusta la palabra definitivo, aunque en mi cabeza y en la de él hay proyectos y cosas distintas. Fuimos viviendo lo que teníamos que vivir. Tuvimos un año intenso, viviendo y trabajando juntos. Nos asfixiamos un poco y ahora necesitamos estar solos”, fue la reflexión de la rosarina en momentos que, justamente, se aprestaba a abordar el vuelo que la llevaría al exterior. Más tarde, Luna, quien en más de una ocasión le habría manifestado al Polaco sus celos por su cercanía con Barby Silenzi, aseguró igualmente que “la decisión partió de los dos y por suerte no hubo mala onda ni terceros en discordia. Fue un acuerdo mutuo. Por suerte cada uno está con sus cosas. Yo ahora tengo mi viaje para descansar y ver qué proyectos pueden presentarse. El cariño y el amor están, pero no podemos seguir juntos en este momento. Ni yo sé qué pasó, ni nosotros en realidad lo sabemos. Estuvimos conviviendo y fue muy intenso”. A diferencia de rupturas anteriores, que en su totalidad finalizaron con besos y abrazos que dieron paso a una nueva etapa en el noviazgo, Silvina habla de una determinación en frío, consensuada, y no abrupta e intempestiva, consecuencia de una bronca del momento.
Eso es lo que lleva a intuir que en esta oportunidad, al margen de la lejanía por la excursión yanqui de Luna, una eventual reconciliación no se vislumbra con tanta facilidad, al menos en un futuro cercano. La modelo se refirió, además, a la postergación (¿o anulación?) de todo lo que habían planificado para 2018. “El viaje a Europa íbamos a hacerlo más adelante, pero ahora está suspendido. Yo me voy muy bien a Nueva York, con muchas ganas de disfrutar de otras cosas. Supongo que Ezequiel estará bien, pero sinceramente no he vuelto a hablar con él desde que nos separamos. Los dos hablamos muy bien, no terminamos mal, para nada. Hay mucho cariño. Yo quiero que sea feliz y él quiere que yo sea feliz, así que estamos tomando nuestras propias decisiones”, explicó luego la ex Gran Hermano. Como suele ocurrir, con el correr de los días seguramente saldrán a la luz las razones centrales del adiós. O tal vez no, pero está claro que ninguna de las promesas que Silvina y el Polaco se hicieron mientras estuvieron juntos se concretará pronto. Ni formar una familia ni recorrer el extranjero en pareja. Todo se ha esfumado, y si bien tratándose de ellos nunca se sabe, el escenario indica que, al menos ahora, no están buscando prensa ni se distanciaron por una simple discusión que puso las revoluciones a mil. El adiós parece irreversible, aunque, claro, con tanto antecedente de “nos peleamos y te perdono”, nada se puede descartar.
Silvina Luna, otra vez solita
Luna viajó para olvidar
