Fueron el blanco común de los cuestionamientos. Desde diferentes ángulos les tiraron sin misericordia. Sintieron fuertemente el rigor de los prejuicios y debieron soportar análisis y elucubraciones malintencionados, aunque, afortunadamente para ellos, la tempestad mediática parece haber finalizado. De a poco, la brisa otoñal fue alejando los nubarrones. Echándolos del horizonte. Al punto que prácticamente el periodismo más crítico de las decisiones transgresoras ya no tenga ganas de abordar otra vez el tema y discutir nuevamente el grado neto de moralidad del romance entre Barbie Vélez (23) y Lucas Rodríguez (23).
Refrescamos las razones: ambos son hermanos de Thiago, el hijo más chico de Nazarena Vélez. La actriz por parte de su mamá, obviamente, y su pareja por el lado de su padre, Fabián Rodríguez. No llevan en sus venas la misma sangre. De ahí tal vez el silencio para no prestarse al juego y terminar embarrados en su propio lodo. Barbie y Lucas conservaron bajo siete llaves el romance que iniciaron en agosto de 2017. Evitaron las salidas en público, se cuidaron a la hora de subir imágenes propias a las redes sociales y trataron de ir aprendiendo a convivir con los comentarios.
Paulatinamente fueron encontrando la calma que tanto anhelaban, básicamente por considerar que las críticas no los afectaban únicamente a ellos, sino también a todos los afectos que los rodean, incluso Thiago, que ya cumplió 7 años y entiende perfectamente lo que ve en televisión. A paso lento pero constante, fueron afianzando el romance. Se mudaron al mismo departamento, decididos a ir por objetivos conyugales más ambiciosos. Hasta el momento, después de vivir juntos prácticamente desde fin de año, la cosa parece ir viento en popa. Recién llegados de Miami, donde disfrutaron de unas distendidas vacaciones, la parejita suele salir a caminar cada tarde por inmediaciones del edificio que habitan.
Días atrás, se los vio por la calle Bonpland, tomados de la mano y a punto de subirse al Peugeot 207 propiedad de Lucas. Independientemente de cómo se lleven ahora, que pasan las 24 horas del día viéndose las caras, con los eventuales roces que eso implica, lo cierto es que, aparentemente, vienen dándose de frente contra un pensamiento que les empezó a dar vueltas por la cabeza a los dos: “¿Y si damos un paso más y nos casamos?”, se habrían preguntado en la intimidad y le habrían trasladado la idea a algún amigo muy cercano. La opinión de Nazarena, claro, es un punto a tener en cuenta, porque suele ser explosiva. Pero no es tiempo de hacerse problema ni de preocuparse. Por lo pronto, se conforman con estar felices. Relajados, después de tanto apaleo mediático por su polémico noviazgo.
Los chicos acaban de llegar de pasar unas vacaciones en Miami.
Y Barbarita dio que hablar.
Junto a Lucas ya conviven.
Nazarena, ¿le está encima?
