Nada está librado al azar. Si detrás de algo está la mano de Carolina Pampita Ardohain (40) podemos estar seguros de que hubo un chequeo minucioso de cada ítem de la lista. La organización de su cumpleaños número 40 fue gestionada y planificada con ahínco, y la reconciliación con Juan Pico Mónaco era parte del plan perfecto. A veces, su manía por tener todo bajo control hasta hace sospechar qué tanto hay de espontáneo en su accionar y qué forma parte de una estrategia de marketing para mantenerla siempre en el candelero. Su relación con el ex tenista es un claro ejemplo de eso, y desde los programas del espectáculo se destinaron bloques y más bloques a conjeturar cuáles eran los motivos, si era todo un montaje, si detrás había acuerdos económicos o de publicidad, si ya estaban reconciliados durante las vacaciones en Punta del Este y se mantuvieron fuera de los reflectores para comunicar la noticia en el momento justo. Pampita tiene claro dónde quiere llegar y para eso necesita administrar en dosis muy precisas qué tanto muestra o cuánto se guarda. La experiencia en el medio la curtió en este sentido y sabe que hay que alimentar la avidez que tienen los medios y sus seguidores por su vida privada, pero sin dejar de preservarla.
Pampita construye su realidad a partir de recortes de lo que quiere que espiemos de su vida, cultiva el misterio propio de las divas, ese es el camino que hace rato decidió transitar.
Estrella. Su cumbre no es otra que la del estrellato absoluto, la que da el prime time, pero no desde la silla de un jurado, donde ella simplemente es una pieza más de un engranaje mayor. Pampita quiere su propio living, algo que viene ensayando desde los estudios de KZO, quiere subirse al podio de las grandes, ser la renovación de las históricas figuras que dio la televisión argentina y que siguen concentrando gran parte de la audiencia de la televisión de aire. Pero qué tiene que ver todo esto con su cumpleaños podrá pensar el lector, y la respuesta es simple: todo.
El cumpleaños de Carolina se gestó como un show, con todos los ingredientes que puede tener y para ser seguido minuto a minuto a través de redes y portales. El show de los 40, primero tuvo su previa en Punta del Este: ahí se dedicó a jugar a las escondidas y sólo se mostraba rodeada de sus amigas, sosteniendo la separación con Pico Mónaco, aunque siempre se supo que el acercamiento se había producido la misma noche de Año Nuevo en el boliche top elegido por los VIP. Ahí, en las sombras, mantuvieron la primera de una serie de charlas que propiciaron la reconciliación. Pampita necesita ser protagonista. Y el titular de su acercamiento a Pico no podía ser uno más, tenía que tener impacto.
Con ayuda de su círculo íntimo se fueron concretando otros encuentros en la calma esteña, esa que se da puertas adentro y con la complicidad de pocos testigos. La única foto que circuló de ellos juntos en Uruguay se hizo esperar hasta mediados de enero, como el prólogo del nuevo capítulo que le tocaba escribir a la pareja con otro mar de fondo, el de la Riviera Maya, en México. La foto en el parador La Susana sirvió para poner en clima, anunciar eso que todos estaban esperando: la vuelta ya era cantada.
Bien temprano. El lunes 15, a las 7 de la mañana, Pampita partió junto con su hijo Bautista rumbo a México –los dos más pequeños se quedaron con Benjamín Vicuña y la China Suárez– para celebrar sus cuatro décadas. En el aeropuerto, Pampita dio por inaugurada “la transmisión” de su gran celebración. Allí se la pudo ver en compañía de Bauti con el cartel que le daba la bienvenida al país azteca. En el hotel TRS Yucatan, que gestionó la modelo para sus 40 invitados, haciendo honor a la cantidad de velitas que le tocaba soplar, la esperaban para agasajarla en el mejor marco. El complejo 5 estrellas Infinite Indulgence cuenta con 454 suites, pero hay que tener en cuenta que, para comenzar a hablar, las habitaciones rondan en los 500 dólares por persona y por noche. Cabe destacar que Carolina les proporcionó el alojamiento a sus invitados gracias a un canje que consiguió y luego cada uno de los asistentes pagó por su traslado. Ella viajó en primera, algo que también intentó negociar con algunas publicaciones a cambio de fotos exclusivas, pero la falta de presupuesto es lo único que abunda por estos días en los medios de comunicación, por lo que, frente a la negativa, Pampita tuvo que abrir la billetera.
Los invitados. El martes 16 llegó, casi en masa, la lista exclusiva de invitados. Pero el primero fue Pico Mónaco. Sin dudas, la figurita más esperada para que el show tuviera el condimento necesario. También viajaron Barbie Simons, su manager Gastón Statti, su estilista Mercedes Ugarte, su maquilladora Estefanía Novillo y la DJ Puli Demaría, el padrino de Benicio, el ex futbolista Iván Zamorano y su mujer María Alberó, Julieta Novarro y Soledad Ainesa, entre otros. Pero había una sorpresa que sin dudas emocionó a la cumpleañera, en pleno festejo apareció un muñeco, el Rey Julien, un personaje de la película animada Madagascar, detrás de ese atuendo se escondía su hermano Guillermo. Cuando este se sacó la máscara, Pampita corrió a abrazarlo muy emocionada. La gran ausente con aviso fue su mejor amiga, Angie Balbiani, que no pudo estar por compromisos laborales.
El gran día. El miércoles 17 a la 0, sonaron los primeros acordes del "Feliz cumpleaños" a la mexicana, con violines, trompetas y guitarras para homenajearla.
Como se pudo ver en las numerosas postales que circularon, los invitados tuvieron que ajustarse al dress code que impuso la anfitriona, y todos se vistieron de blanco para darle ese look glamoroso pero playero. El festejo siguió por la mañana con un servicio personalizado de desayuno que la cumpleañera disfrutó en la intimidad de su habitación para recargar pilas para el gran festejo, que estaba previsto a orillas del mar Caribe a las 15 horas. Durante la celebración abundaron los manjares de la cocina internacional, los tragos tropicales y un animado bailongo que duró hasta la madrugada. El lunes 22 emprendieron la vuelta para Buenos Aires, y se los vio bastante molestos y con pocas ganas de hablar con los medios que los aguardaban en Ezeiza. Se vuelve a cerrar el telón hasta que Pampita disponga lo contrario.
Una reconciliación con estrategia
A puro amor
