Cambió, Dallys Ferreira cambió... el celular. Al número que tenía hasta el año pasado ahora hay que agregarle uno nuevo, que empieza con 00595, el prefijo de Paraguay, su país. Al margen de ese dato, la rubia sigue siendo la misma de siempre, la que llegó hace casi 15 años a la Argentina para probar suerte como vedette y terminó construyendo una carrera respetable como actriz y panelista. En diciembre, mientras contaba las materias que le faltan para recibirse de periodista, recibió un llamado de ABC Color, el multimedios más poderoso de su país. La propuesta era conducir sus propios programas en tevé y radio. Ni lo dudó. Lo habló en casa, reorganizó su 2019, y se propuso encarar el desafío de todo aquel que triunfa en el exilio: ser profeta en su tierra. ¿El resultado? Le está yendo bárbaro.
Auténtica. “Qué lindo que se acuerden de mí”, dice Dallys a la distancia, como quien recibe el llamado de un amigo. La “paragua” fue chica de tapa mil veces, antes y después de convertirse en madre de India, su hija de 3 años y medio. De aquel pasado de plumas, escenarios, Sofovich, peleas mediáticas y Showmatch, la rubia mantiene lo más valioso que le dio Buenos Aires, Nicolás Sporleder.
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Dallys le contó que había recibido una oferta de Paraguay, que se tenían que ir a vivir allá por unos meses, y Nico hizo lo de siempre: acompañarla. “Se la jugó y vino. El es creativo digital y consultor de negocios, sigue trabajando desde acá y sumó algunos clientes nuevos. Nico es de fierro, me banca en todas y por eso lo amo tanto”, dice Dallys, enamoradísima como siempre. Eso tampoco cambió.
La tele. De lunes a viernes, por la tarde, Dallys conduce Ensiestados, un magazine periodístico con mucho de entretenimiento. “Yo soy muy descontracturada, si bien a veces tratamos temas que son muy serios, en general hago un estilo de programa más bien alegre. Trato de ser fiel a mi esencia, a lo que soy yo. Es un periodístico, pero trato de darle mi sello paraguayo. De hecho, soy la única que se anima a hacer comentarios en guaraní, que por lo general acá se trata de evitar”, cuenta. Ser auténtica es un valor a la hora de conquistar a la audiencia. “Quiero ser la Susana Giménez del Paraguay”, bromea Dallys. Eso sí, no son todas rosas. “Estoy súper bien, con un buen trabajo y cerca de mi familia. Esto que estoy haciendo me sirve un montón. Pero no te voy a negar que cuando miro fotos de Buenos Aires, extraño un montón”, reconoce. La idea es volver, aunque con el riesgo de no tener una fecha estimada en el calendario. “Somos una familia binacional, tenemos nuestra casa en Buenos Aires, yo quiero terminar la facultad, que me quedan pocas materias”, cuenta.
Se viene. No hay retorno a la vista, pero sí otro proyecto trascendental para Dallys y los suyos: India les está pidiendo un hermanito. “Sí, está en nuestros planes cercanos. India me dice que quiere un bebé para que juegue con ella, que ella lo va a cuidar, le va a dar su mema”, cuenta Dallys entre risas, sin preocuparse por pensar si quiere que sea nene o nena. “La llegada de mi hija me devolvió la sonrisa en un momento muy difícil de mi vida. Tengo muchas ganas de volver a sentir esa sensación hermosa del embarazo, tener un hijo y hacerlo parte de nuestra familia”, se emociona la paraguaya. Cambió el celu, nada más.
La paraguaya quise empezar de nuevo en su tierra.
Nico Sporleder, su marido, la acompañó.
La pequeña de la casa ya pide un hermanito.
