Le dijo que no a Hollywood por priorizar tiempo con su familia. Ese tipo de decisión define al actor de más prestigio y que más tickets corta en la Argentina. Ricardo Darín es el Messi de los actores, el que garantiza que una película funcione y hasta transite ese anhelado camino al Oscar. Por eso no es raro que al embarcarse en un nuevo proyecto –esta vez además de actuar se desempeñará como productor– aproveche para compartir una caminata en familia por Recoleta.
Darín se empeñó en que las luces y el brillo de esta profesión no lo encandilen, no se dejó deslumbrar ni siquiera por la alfombra roja más importante, nunca se subió al exhibicionismo que algunos cultivan casi tanto como a la profesión misma, ni la ambición lo llevó a aceptar propuestas que no lo convencieran, por más rédito económico que implicaran. Tal vez por eso es que construyó una carrera sólida, alternando el cine y el teatro.
Con El amor menos pensado, opera prima de Juan Vera, Darín estrena también un nuevo rol en el que también incluyó a su hijo: “Sí, es mi primera vez, aunque yo, cada vez que me dejaron, obvio, siempre fui de interesarme por los múltiples detalles que hacen a una película. Junto con mi hijo, el Chino, y dos amigos –Federico Pasternak y Matías Ariganello– armamos una productora. Y, por suerte, la gente de Patagonik, que es la productora principal del proyecto, nos convocó”, explicó Darín.
Mercedes Morán lo acompañará, una fórmula que funcionó muy bien en Luna de Avellaneda, para contar la historia de un matrimonio que después de veinte años deberá sortear, o no, una gran crisis.
Debuta como productor y, además, actúa
Caminata familiar
