Hipnótico, divertido, locuaz y original. Piñón Fijo trasciende las épocas, más allá de su lejanía de las primeras planas continúa inmerso en el inconsciente colectivo, porque todo el mundo conoce de su talento, de esa manera tan única de entretener a los más bajitos.
El artista cordobés padeció en algún momento de su carrera el asedio de los medios y sobre todo del público por intentar descubrir su identidad verdadera. Prácticamente experimentó un calvario con la persecución de ese dato, algo irrisorio que se produjo en torno a su figura.
Esa cuestión se tornó en una complicación, en un padecimiento, que incluso asegura que influyó para tomar la decisión de huir de la exposición. Con el tiempo entendió como abordar ese aspecto y ahora lo transita con otra semblante.
En una reciente visita al living del ciclo de Carmen Barbieri, Fabián Alberto Gómez se animó a describir la metodología que encontró como funcional para evitar que los fanáticos le soliciten fotos sin estar vestido de su mítico personaje.
Inmerso en ese aspecto de su cotidianidad, el payaso describió que incluso en la actualidad le cuesta que los transeúntes confíen en que es Piñón. "Hoy en día me cruzo a alguien, sin maquillaje, y cuando hablo me descubren. O me dicen: 'tenés la voz igual que Piñón'. Es que soy Piñón. Y no me creen, ja. Se quedan porque la discusión es al revés", expresó.
Y en cuanto a su secreto para zafar de las selfies sin maquillaje, el artista confesó: "Por ahí le echo la culpa a Adrián (Suar). Me piden sacarme una foto cuando estoy normal y les digo 'no, Adrián no sabés. No me deja'. Y ahí me responden: 'Ah, entonces no'".
