Triste, Gabriel Schultz realizó la confesión más dura sobre su adicción a la comida – Revista Paparazzi

Triste, Gabriel Schultz realizó la confesión más dura sobre su adicción a la comida

El conductor radial pasó por la mesa de Gastón Pauls y habló de su dura vida.
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Gabriel Schultz se abrió como pocas veces y habló de su adicción a la comida y de las dietas fallidas a las que intentó someterse desde los 9 años. “Soy un adicto a la comida. Entonces, soy esclavo de las dietas porque vivo haciéndolas con el resultad que se ve. Es decir, que es una esclavitud de la cual no puedo liberarme, dado que, permanentemente, estoy entrando y saliendo de dietas. Desde los 9 años, en mi caso”, reveló.

El conductor y periodista estuvo de visita en Seres Libres, el programa que conduce Gastón Pauls en Crónica TV, en donde dejó su profundo y algo angustiante testimonio. “Yo me di cuenta de que esto es una adicción desde el momento en el que prefiero comer a verme bien. Porque yo sé que cuando estoy flaco, soy feliz. Nunca fui flaco, pero cuando voy a un local de ropa y me entra lo que me gusta, ya me siento feliz. Y eso me pasó muy pocas veces en la vida”, confesó Gabriel Schultz.

Y, sin embargo, esa felicidad que sentí en esos espacios, en esos momentos, no alcanza, a la satisfacción que me da el comer lo que me gusta. Entonces, cada vez que hice dieta, cada vez que bajé de peso, siempre lo hacía con el objetivo de que cuando esté en el peso, vuelvo a comer lo que me gusta”, agregó el periodista.

Asimismo, Gabriel habló de los límites en cuanto al humor sobre la obesidad. “¿En qué cosas me puedo reír sobre la gordura y en qué no? Y, cuando hay enfermedades de por medio. Yo tengo familia diabética. Tengo antecedentes en mi familia y ya con eso no jodo”, comentó Schultz.

“Mi abuela perdió ambas piernas por la diabetes y mi tía quedó ciega. La gordura y la diabetes no siempre van de la mano, pero tienen mucho que ver. Yo estoy ahí, en el límite. Entonces, por ejemplo, cuando a los 9 años empiezo a hacer dieta porque hago una curva de glucemia y me da ‘ahí’, mis viejos se asustaron mucho. Cuando la gordura se convierte en una enfermedad que puede tener consecuencias ya no hay más chistes. Después, chistes de gordo los hago y me los hacen. No me jode, no me ofendo con esas cosas”, sostuvo.

“¿Si veo a un chico de 9 años que le hacen chistes? Me dan ganas de ayudar, o sea, le quiero avisar. No lo hago, pero lo siento como ‘guarda que de esta noche es difícil salir’. Porque la comida es una necesidad fisiológica. Entonces es una adicción mucho más difícil, creo yo, porque uno necesita comer para vivir”, explicó Gabriel.

“Yo sueño todo el día con qué voy a cenar. Desde que me levanto ya estoy planificando qué voy a cenar. Llegar a casa, comer algo rico, tomar un vino, lo siento como una especie de recompensa y esa es la gravedad de la adicción a la comida. Si yo pudiera luchar contra ese sentimiento de recompensa cuando como… O sea, soy muy consciente de todos los defectos que tengo cuando entro en esta adicción de la comida, sin embargo, no la puedo combatir”, confesó Schultz.

“Hace unos años, no muchos, 10, 12 años, yo fui a hacer radio a Cariló. Y como la guita era muy poca, arreglé que pueda ir con mi familia y me den una casa", contó.

"Ahí llevé a mis viejos, a mis hijos también, y a mi mujer, pero digo de mis viejos porque una mañana me levanté a las 7 para ir a la radio y mi vieja, mientras preparaba el desayuno, me dice: ‘¿Qué querés cenar hoy?’. Y ahí dije: ‘Acá está, de acá, viene todo’. Me di cuenta como mi mente estaba construida a partir de eso”, contó Gabriel.

“En ese momento entendí que mi mente se construyó a partir de lo que yo viví toda la vida hasta los 25, que me casé y me fui de mi casa. Mi vieja planificando la cena a las 7 de la mañana”, recordó.

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