Nicolás Grosman es uno de los participantes que mayor bajo perfil tiene esta edición de Gran Hermano. Lejos del tinte de Furia, el Chino y otros personajes masivos, el joven decidió llevar su convivencia dentro de la casa con un semblante mucho más tranquilo y sin conflictos, lo que también lo hace muy querido por sus compañeros.
Recientemente el joven quedó en placa luego de haber sido sancionado con Joel por quitarse el micrófono. Esto puso en serios aprietos a Bautista, el líder de la semana, que tuvo que salvar a uno de sus compañeros de la mutitudinaria lista de nominados que hubo en la casa.
Fuera de lo que es el juego, lo que ha despertado mucha curiosidad por estas horas es cómo ha sido la vida de Nicolás previo a su ingreso a Gran Hermano. El jugador de 21 años no ha contado demasiado de su intimidad dentro de la casa, por lo que repasaremos algunas cuestiones.
El participante nació el 9 de octubre de 2002, teniendo en cuenta que arrancó viviendo en Mataderos para luego, a los doce años, mudarse a Ramos Mejía, lugar que lo vio crecer y evolucionar. Académicamente se formó entonces en el Colegio Don Bosco.
Desde joven mostró mucho interés por diferentes disciplinas relacionadas a lo cultural y lo artístico, motivo por el cual realizó algunas lecciones de canto y clases de guitarra, pasando también por lo deportivo ya que hizo actividades como artes marciales mixtas y el entrenamiento físico.
Desde su adolescencia, Nico se sumergió en el mundo empresarial familiar, colaborando en la compañía dedicada a la elaboración de productos como aceitunas y aceite de oliva, un legado de sus antepasados italianos. Eso también lo hizo muy activo y responsable desde muy joven.
Luego, a través de un proyecto autogestivo en Instagram, Nico pudo combinar su formación en marketing y su interés en el fitness para crear una plataforma donde comparte consejos y recomendaciones para una vida saludable. Esta justamente fue la carta con la que se presentó cuando ingresó a GH.
