Cuenta la leyenda que La Paternal es la pampa húmeda del fútbol. Que allí no crecen soja, maíz, trigo, girasol, sorgo o lino sino jugadores, los mejores del planeta. En esa porción de tierra delimitada por las avenidas San Martín, Chorroarín, Garmendia, Warnes, Alvarez Jonte y las calles Paysandú, Gavilán y Arregui hay campo fértil para sembrar ilusiones y cosechar habilidosos, gambeteadores y romperedes de ensueño. Sobre todo el que está en Agustín García y Boyacá: ahí, desde hace 85 años, se levanta la cancha de Argentinos Juniors. El semillero del mundo.
Es imposible hablar de la casa de los "Bichitos colorados" sin mencionar a Diego Armando Maradona. Un poco porque así se llama el estadio y otro poco porque en ese césped y frente a esas tribunas (bueno, las que estaban en aquel momento) se produjo el debut del Pelusa en el fútbol profesional. El 20 de octubre de 1976, diez días antes de cumplir 16 años, empezó a escribir la que para muchos es la historia más grande del futbol mundial en toda su historia en un partido contra Talleres de Córdoba.
Otro mito dice que, de alguna forma, ese día hubo en la cancha más público, muchísima más público, que la que en realidad entraba. "Con el tiempo, con el paso de los años, lo de Maradona fue tan majestuoso y tan genial que la gente empezó a decir una y otra vez "yo estuve el día que debutó" o "yo lo vi jugar su primer partido" o "estaba en la cancha cuando jugó por primera vez", así que si le hacemos caso a los que dicen eso esa vez había más de 100.000 personas cuando entraban 20.000" señalan los memoriosos.
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La primera vez que el Diegote eludió rivales y deslumbró a los espectadores las tribunas eran de madera. Y el proyecto de tener las de cemento y financiar la obra con su venta a Boca se diluyó como se escurre la arena entre los dedos. La cancha fue cerrada en 1981, demolida en 1996 y reconstruida y reinaugurada recién en 2003, es decir 22 años más tarde. En la actualidad, el DAM (o Diego Armando Maradona, el nombre que recibió en su reapertura) encaró un proceso de reformas que lo convertirá en el estadio más moderno de la Argentina y lo dotará de una platea elevada sobre la calle que hasta ahora no tenía nada.
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En el medio, haciendo de local en la cancha de Ferro del vecino barrio de Caballito, el "Bicho", el equipo del famoso "fútbol y toque", vivió su época más gloriosa. Ganó dos campeonatos locales, el metro de 1984 y el Nacional del 85, y ese mismo año tocó el cielo con las manos al levantar la Copa Libertadores en una dramática definición por penales contra América De Cali en el tercer partido jugado en el estadio Defensores del Chaco de Asunción. Se acaban de cumplir 40 años de ese logro. Otra vez en La Paternal, volvió a dar la vuelta en el 2010 de la mano de otro hijo pródigo, el Bichi Borghi.
De esa "tierra sin igual" han surgido infinidad de futbolistas lujosos. Campeones del mundo como el Checho Batista, defensores criteriososo como Juampi Sorín o Diego Placente, volantes imperiales como Fernando Redondo (también nació allí su hijo, actual compañero de Messi en el Inter Miami) o el Cuchu Cambiasso, exquisitos como Juan Román Riquelme -que pasó por las inferiores y eligió al club para retirarse- oel actual titular indiscutido en la Scaloneta Alexis Mac Allister y delanteros de fuste como el Polo Quinteros, Ismael Sosa y Pedro Pablo Pasculli, aunque este último llegó procedente de Colón de Santa Fe. Ahora, con la cancha nueva y super moderna, será un lujo ver allí a los "Globertrotters de La Paternal".









