"Sacrilegio". "Traición". "Vendido". "Pesetero". "Apátrida". "Sin camiseta". En una tribuna popular -en sus escalones, en sus paraavalanchas o en su alambrado- cualquiera de esos calificativos le cabería a un jugador que decidiera pasar de Boca a River, de Estudiantes a Gimnasia, de Lanús a Banfield, de Talleres a Belgrano, de Huracán a San Lorenzo, de Colón a Unión, de Racing a Independiente o de Central a Newells. Y viceversa también, por supuesto. A veces sucede y es, definitivamente, un hecho inolvidable y al mismo tiempo sin perdón. No seamos tan extremistas, entre otras cosas porque esto no es una cancha, pero el arquero Agustín Rossi está haciendo los trámites para jugar en la selección de... ¡Brasil! ¡Justo!
El 21 de agosto, es decir hace un mes y medio, Rossi cumplió 30 años y está en un momento decisivo de su carrera: los jugadores de campo pasan a ser "veteranos" cuando llegan a las tres décadas de vida, pero con los arqueros ocurre algo diferente. Ellos alcanzan a esa edad, o incluso después todavía, la madurez, la sabiduría, la cumbre, el "peak" de su rendimiento. Ya se han comido unos cuantos "goles sonsos" (el mejor aprendizaje que pueden tener) y son, sin dudas, mucho más seguros y confiables que de jovencitos.
A Rossi le pasa algo así. Surgido de las divisiones inferiores de Chacarita Juniors, tuvo breves pasos por Estudiantes de La Plata y Defensa y Justicia antes de llegar a Boca, donde se adueñó del arco y se hizo "famoso" o conocido para todo el mundo del fútbol y un poco más allá también. Se había asentado y consolidado como arquero Xeneize pero fue titular en la fatídica "final de Madrid" contra River y como la mayoría de aquel plantel que perdió la Libertadores a manos de su eterno rival debió buscarse club. Así fue a parar al Deportes Antofagasta de Chile. Estuvo poco y llegó a Lanus, donde volvió a rendir en muy buen nivel.
Eso le permitió volver a Boca, pero entró en conflicto con el club y decidió no renovar contrato. La represalia del Consejo de Fútbol Xeneize fue mandarlo lejos, y Rossi atajó unos meses en un club árabe. Al volver siguió manteniendo las diferencias con los dirigentes: finalmente quedó libre y acordó su llegada a Flamengo de Brasil, nada más y nada menos que el club con más hinchas en todo el planeta. "Nosotros no somos un equipo, nosotros somos una nación" se jactan los cariocas, que estiman su hinchada en unas 45 millones de personas.
EL EX FUTBOLISTA DE BOCA QUE QUIERE JUGAR EN LA SELECCION DE BRASIL
Arribó a Flamengo con 28 años, la edad justa para un arquero, y lo demostró con actuaciones sensacionales e indiscutibles. La prensa lo ha destacado una y otra vez como el mejor en su puesto en todos los campeonatos que jugó el equipo rojinegro. El Estadual de Río de Janeiro, el Brasileirao, la Copa de Brasil, la Libertadores, el Mundial de Clubes. En todos la rompió, lo que despertó tanto el elogio de los periodistas como una pregunta de propios y de extraños.
Con el arco argentino cubierto de manera notable e innobjetable por el Dibu Martínez, ¿cuántas chances tendría Rossi de que ese nivel altísimo que tiene lo lleve al seleccionado albiceleste? Prácticamente ninguna. Frente a esa situación -que representa un límite para sus deseos de jugar un mundial, por ejemplo- el interés que pusieron algunos en Brasil para que se sume a su seleccionado le movió la estantería a Rossi, que ha encontrado en el país vecino prácticamente su segundo hogar. "Agustín Rossi inició los trámites para nacionalizarse brasileño", el paso previo a una convocatoria para el seleccionado, informó la prensa carioca en las últimas horas. ¿Lo tendrán que enferentar Messi, Julián Alvarez, Lautaro Martínez y Alexis Mac Allister en algún momento? Pufff, lo que sería eso.
