El interior del país es tierra fértil en todo sentido. La siembra prontamente rinde frutos gracias a los beneficios de la naturaleza, que, desde luego, en provincias hospitalarias y tradicionales como Corrientes, no se ven únicamente reflejados en sus cosechas o en la riqueza de sus ríos. También se ven en sus mujeres. Luisina Ojeda (22) tiene sus raíces allí, en el Litoral argentino, donde las sirenas no aparentan encontrarse únicamente en sus aguas. De ojos claros, 1m 75 de estatura y soltera (lo más importante para los que suelen verla por TV y la “siguen”), la azafata de Otra noche familiar se muestra radiante cada noche.
El programa de Guido Kaczka, que viene saliendo al aire antes de la novela Argentina, tierra de amor y venganza y también los sábados, la tiene como una de las caras bonitas del show en su rol de secretaria. Tal vez la coronación a un camino que empezó desde muy pequeña, cuando solía trasladarse a Capital Federal para realizar campañas publicitarias, acompañada por sus padres. A los 17 años, esperanzada con la posibilidad de triunfar en la televisión, dejó todo y se instaló definitivamente en la gran ciudad, soñando con dar el salto de calidad que le permitiera empezar a cumplir su objetivo.
Su primera gran alegría llegó de la mano de Susana Giménez, nada más ni nada menos, pues la diva, que había sido contratada como jurado, la eligió ganadora de un concurso de belleza organizado por una marca internacional de cosméticos. “Sí, no lo podía creer. Me eligieron ella y la China Suárez”, contó Luisina, quien le dio inicio a su primera experiencia en la pantalla chica de la mano de KZO, junto a Nicolás Occhiato y Flor Vigna en Tenemos Wifi.
Justamente durante su estadía en dicha señal de cable, se la vinculó sentimentalmente con Nicolás Riera. Se dijo que habían salido, que habían compartido en soledad la misma mesa en distintos restós de Palermo. Pero Luisina fue tajante: “Lo desmiento. Nunca tuve nada con él. ¿Si es mi tipo? Eso me lo guardo, pero entre nosotros no pasó nada”. Justamente, con respecto a su situación sentimental, la azafata aseguró estar “sola”, aunque reconoció que a menudo recibe propuestas de caballeros que la invitan a salir o se ofrecen para conocerla personalmente. “Hoy, con las redes sociales, poder contactarse con alguien es mucho más fácil, y hay hombres que aprovechan eso para comunicarse conmigo y proponerme cosas. ¿Si siempre son famosos? Por lo general sí, pero hoy, así, estoy bien, porque ante todo están mis objetivos personales, principalmente en el estudio”, fue la explicación de la modelo.
De todos modos, ya dejó en claro cuáles son sus gustos: “No quiero ni futbolistas ni a nadie de mi mismo rubro. Me gustan los hombres de bajo perfil, soy media chapada a la antigua en eso. No miro el poder adquisitivo, de hecho mis novios han sido todos de Corrientes. Cuando una está en pareja lo que busca es despejarse la cabeza y tener contención en alguien que no tenga nada que ver con lo que uno hace, porque si no se estaría moviendo permanentemente en el mismo circuito. Me gustan los chicos del interior, que tengan la cabeza en otra cosa. Los que se pasan todo el día mirando Instagram no son de mi agrado”.
Retomando lo concerniente al plano laboral, Luisina recalcó que, más allá de recorrer múltiples pasarelas y de haber formado parte de un espacio de aceptable llegada en el cable, desembarcar en la televisión abierta, y sobre todo en un poderoso como El Trece, le cambió la carrera: “Además de la popularidad que te da, la televisión tiene algo muy bueno, que es su conexión con las redes sociales. Porque así como la gente te ve en la pantalla, luego te busca por Instagram o Twitter, lo cual todavía genera una mayor repercusión de tu trabajo. Lo que vivo actualmente es eso, y estoy muy contenta”, finalizó Luisina, que llegó con su bolsito desde Corrientes y hoy siente que le va bárbaro en “la selva” de Buenos Aires.
La morocha trabaja con Guido Kazcka, en Canal 13.
La morocha no quiere saber nada con futbolistas.
Los dos perfiles le sientan bien a Luisina.
¡Qué ojos!
Ojeda no quiere saber nada con las redes.