Lo apasionante de Netflix es la elasticidad de los tiempos. Entre tantos beneficios, la plataforma otorga la chance de manejar los plazos y ya no es necesario esperar una semana para ver un nuevo capítulo de la serie favorita, como ocurría en épocas pasadas con el formato de TV tradicional. Ahora pueden ir todos en fila, tranquilamente. Dos, tres, cuatro… Los que el usuario quiera.
Algunos han llegado a ver en apenas una tarde las más esperadas, de punta a punta. Un domingo de lluvia les bastó para disfrutarlas de principio a fin, control remoto en mano, cómodamente ubicados en el sillón del living y estimulados por el deseo de conocer más y más sobre la historia elegida. La casa de papel fue, a nivel mundial, un verdadero fenómeno cultural. Y en la Argentina, claro, eso también se notó.
Bombazo
La producción de origen español que cuenta el desarrollo del mega golpe comando a la casa de la moneda por parte de un grupo de delincuentes muy bien organizados, fue todo un éxito aquí también. Con repercusiones en cantidades y críticas variadas, pues si bien para los especialistas la serie alternó buenas y malas, la mayor parte del público la aplaudió por unanimidad. Cuando esto sucede, generalmente es consecuencia de múltiples factores, entre ellos, una correcta elección de los componentes del elenco.
Alvaro Morte (El Profesor), Pedro Alonso (Berlín) y Ursula Corberó (Tokio) tal vez hayan sido los más distinguidos por la preponderancia de sus papeles, pero haber brillado como lo hicieron no hubiese sido posible sin el complemento que aportaron otros excelentes artistas, como por ejemplo Alba Flores.
La española fue una de las más elogiadas por el rol que desarrolló en el atraco, donde lució un perfil de suma frontalidad, sin dejar de lado su costado seductor, con insinuaciones sensuales en medio del robo. A simple vista parecería que en la vida real también es partidaria de disfrutar sus relaciones amorosas sin condicionantes, pues recientemente se la vio, en uno de sus ratos libres, disfrutando en público del amor con su chica.
Nos referimos a una joven delgada y de cabello castaño claro, que fue su acompañante durante una caminata que juntas emprendieron para sacar a su mascota y mirarse, también, un poquito. Porque aparte de priorizar el objetivo primordial de ver a su perro recorrer el barrio distendido con sus amos, se hicieron algún que otro hueco para besarse y abrazarse sin ocultamientos. Porque, en definitiva, la realidad siempre supera la ficción. Aun en tiempos de Netflix.
