Al final, la historia de amor más sólida de Hollywood nació lejos de Hollywood. Matt Damon y Luciana Barroso siempre jugaron al bajo perfil: unas fotos robadas por acá, una alfombra roja por allá, y nada más. Hoy, Matt y Luciana celebran 20 años de un romance que empezó por azar y terminó siendo imbatible.
Se conocieron en 2003, en un bar de Miami Beach donde Barroso trabajaba como camarera y él escapaba del acoso de un grupo de fans mientras rodaba una película con Eva Mendes. Matt quedó desarmado apenas la vio. “Juro por Dios que me sucedió algo indescriptible”, recordó el actor alguna vez, todavía sorprendido por ese flechazo literal que lo partió en dos.
Dos años después sellaron lo inevitable: una boda mínima y sencilla, sin prensa, sin flashes y sin escándalo. Eligieron un registro civil en Manhattan, un puñado de testigos y una ceremonia tan íntima que ni los paparazzi más feroces lograron colarse. Elegancia silenciosa en estado puro que supieron mantener durante sus dos décadas de matrimonio.
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La familia creció rápido: Isabella llegó en 2006, Gia en 2008 y Stella en 2010. Matt también adoptó a Alexia, la hija mayor de Luciana, fruto de una relación anterior. Y aunque Hollywood vive de exhibirse, ellos hicieron lo contrario: jamás mostraron grandes posados familiares ni vendieron imágenes exclusivas.
LAS CLAVES DEL MATRIMONIO DE DOS DÉCADAS DE MATT DAMON
Cuando Damon y Barroso aparecen juntos es por trabajo. Estrenos, galas de premios, eventos formales. Ahí sí, Matt del brazo de Luciana, sonrientes y cómplices posan para los flashes con todo el glamour. El resto del tiempo se refugian en su vida privada, la única alfombra que realmente les importa.
El actor lo explica sin vueltas y con una ternura poco habitual en su liga. “Luciana es mi otra mitad. Tenemos un acuerdo: nunca estoy fuera más de dos semanas”, contó. Y remató con humor doméstico: “Vivo rodeado de hermosas mujeres… no puedo disponer del baño, pero es un mal menor”. Romance real, sin marketing, que resiste el paso del tiempo.


