El cambio que Wanda Nara tuvo que instrumentar en su cotidianidad después de la incorporación de Mauro Icardi al PSG, dicen, hizo cierta mella en la relación conyugal del delantero y su esposa. Los efectos fueron negativos, pues parece que la mudanza y todo lo que implica trasladarse tantos kilómetros ocasionaron roces matrimoniales y atentaron contra la buena convivencia que los dos venían transitando.
Se empezó a rumorear con fuerza que la pareja estaba padeciendo las consecuencias del traslado, básicamente por el cambio de colegio de los chicos, pero Wanda se encargó de espantar los fantasmas de una eventual separación. ¿De qué manera? Con una infartante producción de fotos. Sensual, jugando al límite y mofándose silenciosamente de las versiones, la hermana de Zaira se mostró recostada boca abajo sobre una cama y con los glúteos al descubierto, entregada por completo a las manos de un tatuador.
Al profesional de la tinta y las agujas se lo ve muy concentrado realizando su trabajo, mientras que Wanda se relaja para permitir que las ilustraciones en su piel queden de la manera deseada. Si bien a la blonda le gusta jugar al misterio, no faltaron los que asociaron esta decisión de tatuarse con el tiempo que tiene libre desde que Mauro se sumó a su nuevo equipo.
Esta lejanía, independientemente del continuo ir y venir de Italia a Francia e inclusive de la imponente mansión que se están construyendo en el norte italiano, habría enfriado la relación. ¿Estará efectivamente Wanda a punto de ponerle punto final a su historia con el atacante rosarino? Parecería inviable, pues han pasado situaciones peores y siempre se mantuvieron juntos. ¿Será esta la excepción?
