Durante un tiempo, fueron una de las parejas más mediáticas del país. Ella, actriz y vedette en pleno ascenso. Él, el líder de Miranda!, una banda pop consagrada. Pero lejos de los flashes, lo que unía a Andrea Rincón y Ale Sergi no era precisamente el amor. A una década de ese romance que duró poco más de un año, la actriz decidió romper el silencio y revelar lo peor que vivió en esa historia.
En una entrevista con CARAS, Andrea fue directa, sin eufemismos ni filtros. “Él terminó muy enojado, por eso le pedí disculpas públicamente, le dije ‘cálmate’. Le pedí disculpas a todos”, lanzó con crudeza, como dando a entender que el final de esa relación fue mucho más oscuro de lo que se conocía.
La historia incluyó violencia emocional, adicciones y una exposición mediática que la dejó marcada para siempre. Todo empezó el 4 de enero de 2014, en Villa Carlos Paz: Andrea y Ale se conocieron en el boliche Molino Rojo, donde Miranda! se presentaba. Fue amor a primera vista.
“No fue lo que me dijo, sino lo que me hizo esa noche, lo que me enamoró”, recordó ella. Mientras tanto, él declaraba a los cuatro vientos: “Me gusta su perfil como vedette… en realidad me gusta todo: su espalda, sus piernas”.
UNA PASIÓN QUE TERMINÓ EN DOLOR
Durante meses fueron portada de revistas y protagonistas de programas de espectáculos. Hablaron de casamiento, de hijos y hasta se dijo que Ale se había tatuado el nombre de Andrea en el pecho. Pero el cuento de hadas duró poco. La relación, intensa desde el inicio, comenzó a volverse oscura, con escenas de celos, gritos, peleas y actitudes que la actriz hoy califica como violentas.
“Fue violento conmigo, aún después de la separación”, afirmó, revelando que los episodios no terminaron con el vínculo. Lejos de encontrar paz, Andrea se sumergió en un pozo emocional profundo.
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“Las últimas parejas después de separarme me hicieron maldades. Uno se tatuó mis ojos y le hizo lágrimas de sangre. Yo siento que se quedan ensañados”, contó con dolor. En ese proceso, asegura que la prensa también la abandonó.
“Lo loco es que los medios se acuerdan de las cosas que hice yo. Fui la única que pagó el precio. Tuve que correrme, internarme, quedarme sola. Después él volvió conmigo”, recordó. A pesar de todo, Andrea decidió nunca hacer una denuncia formal: “Elegí el silencio judicial, pero no el emocional”.
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Con el tiempo y la distancia, Rincón reconstruyó su vida. Pero no olvida. “Siento que estuve silenciada mucho tiempo por no generar conflicto. ¿Por qué tengo que bancar violencia de tipos para no tener problemas?”, se preguntó en voz alta. Y cerró con una frase que la define: “A mí él nunca me pidió disculpas. Yo me quedé solita bancando todo”.
