Detrás de esa barba tupida y recontra canosa, debajo de esa especie de hombre lobo de las pampas, en medio del sorprendente look que nadie deja de mirar con cierto asombro el que habita es Diego Peretti. Un nuevo personaje cinematográfico lo confirma como uno de los reyes del séptimo arte y lo vuelve –al menos por unas semanas– un Papá Noel que puede resultarles simpático a muchos pero un poco temible a otros. Una vez concluido el rodaje se afeitará y volverá a ser el de siempre. Pero ahora está así, distinto y llamativo. “Lo peor es que me hace más viejo”, bromea el actor, que a los 56 pirulos parece estar llegando al punto culminante de su carrera. Al menos en la pantalla grande.
Junto con Natalia Oreiro y Pablo Rago, Peretti tomó el protagónico de la primera película (“ópera prima” según los entendidos) de Gastón Portal, el hijo de Raúl, aquel que fuera eterno novio y marido efímero de Mariana Fabbiani y también disfrutara un fugaz romance con Julieta Prandi.
Peretti aprovechó el estreno (“avant première”, como le dicen en ese intento peregrino por darse un poco de dique) de Iniciales S.G., otra de sus películas, para mostrar su imagen actual y también para hablar, acaso por primera vez, de su joven y atractiva pareja y de su hija, Mora Peretti, que con 17 años hace rato le viene siguiendo los pasos en el mundo de la actuación.
Entrevistado por Catalina Dlugi en su clásico ciclo radial Agarrate Catalina, el actor y también psiquiatra rompió su tradición de esquivar temas personales y suelto de cuerpo contó: “Hace un par de años que estoy con Andrea. Estoy enamorado, muy bien, muy contento. Ella no tiene nada que ver con lo actoral. Me acompaña mucho, y yo a ella también”.
Con respecto a su hija, remarcó: “Hace 6 o 7 años que estudia teatro. Hizo una película conmigo y la hizo por casting, eh, no a dedo. La vi en un par de muestras, y bueno, es mi hija, pero trato de ser objetivo y realmente es buena. Me da miedo que quiera ser actriz. Yo en la profesión conozco todo, entonces a mí me fue bien pero sé que este laburo tiene un montón de dificultades, entonces uno nunca está tranquilo del todo. Es como si hubiera estudiado medicina, donde también sé cómo son las cosas. Para mi tranquilidad, me hubiera gustado que siguiera una profesión que yo no tuviera acceso ni conocimiento, pero evidentemente no soy el que decido”.
Mora transita la siempre difícil adolescencia, y su papá lo sabe. “Nuestra relación es única. Ella tiene 17 años. Trato de educarla, y a esta edad acompañarla en todo. Ella es militante desde lo ideológico del movimiento feminista, y eso provoca charlas y polémicas hogareñas que son muy esclarecedoras, tanto conmigo como con su mamá”.
Cada vez con más trabajo y con más taquilla en el cine, Peretti se animó a trazar una comparación con los otros dueños de la actividad a nivel nacional: Ricardo Darín, Guillermo Francella y Adrián Suar. “Me llena de orgullo que me pongan a su nivel, pero me parece un poco fuerte. Los otros tres tienen un contacto con lo popular muchísimo más arraigado que el mío, si bien me doy cuenta de que la gente me va a ver. Ellos tienen una llegada más segura a un montón de gente, en cambio mis películas dependen del lanzamiento, de la fecha y de otras circunstancias. No soy un socio firme de ese club de oro ni sé si lo llegaré a ser, pero reconozco que últimamente hice buenos guiones y crecí cinematográficamente”, manifestó.
