"Está todo bien, nos separamos en los mejores términos, nos queremos mucho y nos tenemos un gran respeto". Señoras, señores, jóvenes sin distinción de géneros ni edades: todo eso que escuchan cada vez que dos famosos rompen una relación no es nada más que un conjunto de mentiras. Todo eso es verso. En el fondo se odian, pero por algún motivo -legal, económico, laboral, anímico- no lo pueden decir. Florencia Vigna y Luciano Castro lo demuestran, por si hacía falta, en estas mismas horas.
Bastó que él blanqueara que está saliendo con Griselda Siciliani (una vez más, ya que tuvieron una historia allá por el 2007, cuando eran dos muchachitos) para que ella aprovechara el primer micrófono que se le puso enfrente para tirarle con todo. Aquel muchacho del que hablaba maravillas y alabanzas hasta hace un par de meses ahora era blanco de sus dardos. ¿Del amor al odio hay un solo paso? Del amor al odio hay un solo paso.
Reporteada por el excéntrico y mega glamoroso Héctor Maugeri, histórico director de la revista Caras, Florencia Gianina Vigna, tal su nombre completo, soltó amarras por primera vez y liquidó a Castro, quien empezó el año siendo su pareja y ahora parece ser su nuevo enemigo. Cosas de la vida, ¿no?
"¿Es verdad que Lucho te llamo y que tomaron un café para contarte, bueno, que él ya estaba saliendo con Griselda Siciliani?" preguntó Maugeri. Con el pelo medio zanahoria y un peinado muy extravagante, la mirada llena de ira y un vestuario también bastante llamativo, ella le dio una respuesta inesperada: "No. Pobre, no le salieron bien las cosas", tiró. Y sí, se armó.
FLORENCIA VIGNA SE CANSO DE CARETEARLA Y DESTROZÓ A LUCIANO CASTRO
"O sea, jeje, pero bueno... ¿viste? Se mandó algunos cagadones" remarcó Vigna, ya desprovista de todos los prejuicios y con muchas cosas para contar. "Es como que todo verifica que esa historia tenía que terminar, ¿Viste? La mía digo, y tenía que empezar la de ellos dos" agregó.
"Lo hizo como pudo. En el amor pasa mucho eso, ¿Viste? A veces las cosas no son de la mejor forma posible, son como se pueden hacer, y también la vida tiene cosas muy incómodas de invitarte al siguiente nivel" manifestó Vigna, algo que fue interpretado por propios y extraños como que "no le daban los números" y que "los problemas administrativos" de la pareja observaban una "superposición" o "coincidencia" de fechas entre las dos relaciones. Hablando mal y pronto, que le metieron los cuernos. Y bueno, como el título del programa de Feinmann: alguien tiene que decirlo.
