Benjamín Vicuña volvió a la Argentina después de una escapada romántica a Punta del Este con su novia, Anita Espasandín, y al llegar no pudo evitar las preguntas de la prensa. ¿El tema principal? La distancia que hoy tiene con sus hijos más pequeños, Magnolia y Amancio, que desde hace semanas se encuentran en Estambul junto a su mamá, la China Suárez.
Más allá de que siempre se mostró muy presente en la vida de sus cinco hijos -tres con Pampita y los dos más pequeños con la China-, este lunes Vicuña no pudo ocultar la angustia que le generan los miles de kilómetros de distancia que hoy lo separan de los más chicos. Ambos regresarán desde Turquía en los próximos días, pero el actor se mostró afectado por este plan de vida al que todavía no puede acostumbrarse.
Si bien se mostró con un semblante calmado, el tono de voz de Vicuña lo delató a la hora de hablar de sus hijos: “Es difícil adaptarse y acomodarse a esta nueva vida”. Pese a la dureza de la situación, dejó en claro que busca priorizar el bienestar de Magnolia y Amancio: “Estamos haciendo lo posible por entender y acoplarme a esto por el bienestar de mis hijos”.
La posibilidad de que los pequeños permanezcan en Turquía e incluso empiecen allí su escolarización fue uno de los rumores que más lo incomodó en los últimos días. Ante esa versión, Benjamín se mostró un tanto sorprendido: “Se está hablando de cosas que no deberían llegar a esta instancia, pero fue una sorpresa, realmente no lo sé”.
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En medio del revuelo, Vicuña intentó bajar la tensión y quitarle dramatismo al conflicto que viene teniendo con la China por sus hijos. Y es que, como bien se sabe, hoy todos los temas referidos a los niños se tratan mediante abogados: “Trato de desdramatizar, de entender que lo importante pasa por otro lado, adaptarme a estas cosas y encontrarle un orden pronto por el bien de los chicos”.
Más allá de la incertidumbre actual, Vicuña marcó la diferencia de lo que él sí hizo por sus hijos: radicarse en la Argentina, que pasó a ser su centro de vida. Ahora, con Magnolia y Amancio en Turquía y en esta hipotética posibilidad de irse definitivamente a Europa, el contexto toma otro peso: “Yo vine a vivir a Argentina por mis hijos, eso no es ninguna novedad, es un hecho, es real, este nuevo orden de cosas me hace pensar mucho”.
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El presente de Benjamín combina su vida profesional, siempre cargada de proyectos, con un costado personal que vuelve a ponerse en el centro de la escena. La distancia de sus hijos pequeños lo enfrenta a un nuevo desafío: aprender a convivir con una dinámica familiar que lo obliga a organizarse de otra manera, siempre con la prioridad puesta en el bienestar de Magnolia y Amancio.
