Histriónica, valiente, arrojada y sumamente angelada. Lali González continúa con el desarrollo de su carrera en el país, en el que desembarcó hace varios años y ahora disfruta a pleno del desafío gigante de participar del Bailando por un sueño, lo que le representa toda una aventura.
La paraguaya debutó en la pista y se topó con devoluciones agridulces por su performance, aunque no se preocupó in extremis y admitió que se tiene muchísima confianza para avanzar en el certamen, más allá de su exigua trayectoria y experiencia en la rama de la danza.
Una de las mayores dificultades se le presenta en otro ámbito de su vida, ya que reconoció que la carga laboral, la necesidad de residir en Argentina le jugó una mala pasada en el plano amoroso, más precisamente en su matrimonio y confesó que transita por turbulencias.
A raíz de su estreno en el reality de América, Lali visitó el piso de LAM, en compañía de Guido Záffora y Romina Uhrig, para ahondar en su rendimiento y en ese contexto se abrió de par en par y reveló la incómoda coyuntura que camina en lo referido al bienestar de su pareja.
EL MAL MOMENTO AMOROSO DE LALI GONZÁLEZ
La genial actriz ahondó en la problemática marital tras la pregunta de Ángel de Brito, que quiso saber sobre su lazo sentimental y le consultó: “El trabajo a la distancia, ¿cómo afecta a la pareja?”. En consonancia con las obligaciones del marido en Paraguay.
Lejos de esquivar la pregunta, o acudir a una respuesta liviana y políticamente correcta, González iluminó el agridulce momento con su esposo: “La relación a la distancia es muy difícil. Él se va y viene”. Los desafíos profesionales en suelo argentino la posicionaron en una encrucijada, en una cotidianidad algo adversa para su matrimonio.
