El refrán popular asegura que “después de la tormenta, siempre sale el sol”. Y si a las pruebas nos remitimos, eso sucedió en la historia de amor de Laurita Fernández y Federico Bal. Una historia que arrancó entre dudas y prudencia mediática, porque el hijo de Carmen venía de una relación con Barbie Vélez, y que se enfrentó a todo tipo de versiones. Una historia que también, con sus más de dos años incluidos, tuvo sus idas y vueltas. La primera fue el verano pasado, cuando el actor fue protagonista de distintos reencuentros telefónicos y en persona con Flor Marcasoli, con quien fue pareja en su momento. Eso significó la primera gran ruptura entre ellos, que les costó unas cuantas semanas para superarla. Incluso, durante gran parte del año pasado, la conductora radial (en radio Vale, de lunes a viernes, por la mañana) no dejaba de tener presentes las diferencias que la distanciaron de su amado. Pero eso no fue todo en el correr de la relación. El pasado verano también tuvo su movida. Al morocho se lo vinculó con su compañera de elenco Becky Vázquez, de la obra que encabezaba su madre. Y esa fue la segunda gran piedra en el camino amoroso. Piedra que fisuró el amor por largas semanas hasta que, prácticamente, Bal terminó su temporada en Mar del Plata, en marzo. Esta vez parecía que la rubia no iba a perdonarlo, más allá de que Fede fuese o no responsable de una posible infidelidad. A tal punto que, incluso después de reintentarlo, la propia Laurita había llegado a la conclusión de que quería ponerle un freno a su noviazgo con el también hijo de Santiago. Pero…
Borrón… ¡y cuenta nueva! Convocada para hacer Sugar, para protagonizar la comedia musical de la Avenida Corrientes en reemplazo de Griselda Siciliani, la blonda se hizo una mini escapadita a Uruguay para relajarse un poco y aprovechar para estudiar la letra de la obra. Tres días tenía previsto distanciarse del cotidiano de la ciudad porteña y terminar de hacer el duelo por su separación. Pero Federico la sorprendió del otro lado del charco. El ex participante de Bailando por un sueño fue a reconquistar a su amor, y lo logró. “Estaba bien en lo laboral pero no en lo emocional. Ahora encontré el equilibrio. Después de aquella pelea no quería verlo más. Sabía que seguía enamorada de él pero no quería que me lastimara. Se apareció en el medio del bosque, me miró y me aflojó. Morí de amor. Entonces supe que no tenía definida la separación: quería estar con Fede”, se sinceró Lau. Y la misma alegría que le generó el reencuentro fue con la que compartieron el reestreno del musical, con la conductora de Combate a la cabeza, besos apasionados y miradas con chispas en los ojos. Dorados de amor…
Apasionados
Volvió la calma
