Son seis. Tres se sientan del lado izquierdo y la segunda mitad, claro, se ubica al otro costado, el derecho. De día, cuando la mañana le golpea la puerta al mediodía, son las angelitas, la media docena de mujeres que rodea al conductor de Los ángeles de la mañana, Angel de Brito. Sobre el final de las arduas jornadas laborales hay por lo menos una que se desprende del vestido blanco y puro para transformarse en una femme fatale y se vuelve una mujer de curvas, movimientos y gestos endemoniados. Va, sin más, de angelita a demonio, una joven capaz de endulzar, aflojar y conquistar hasta al más férreo corazón masculino. Bonita, sensual, inteligente, frontal, vehemente, laburadora, buena profesional de los medios, cuando pisa el acelerador Mariana Brey (38) le puede bajar la bandera a cuadros a cualquier tipo. Y vaya si lo hizo, precisamente, con el piloto de automovilismo Pablo Mellillo (41), un muchacho al que en un momento –no hace mucho– se vinculó afectivamente con Nazarena Vélez, nada más ni nada menos. Son novios hace diez meses, y según la periodista ya están cerca de dar un nuevo paso en la siempre difícil idea de afianzar la pareja: a los dos les da vueltas por la cabecita el deseo de irse a vivir juntos. Les picó el bichito. “Con mi novio queremos apostar a la convivencia porque estamos pasando un muy buen momento de entendimiento y compañía”, cuenta Mariana con fervor y convencimiento. No está haciendo un reportaje ni investigando historias románticas ajenas como todos los días en Canal 13. Nada que ver. Está hablando de su propia situación sentimental.
De diez. Cuando se conocieron, hace ya diez meses, los dos trataban de superar dos rupturas que habían dejado huellas muy profundas. No hacía mucho que ella había reconocido públicamente que estaba separada del padre de su hijo Luca, con quien estuvo diez años. “Es verdad, con Leo nos separamos hace casi un año, pero preferí no decir nada porque decidí vivirlo de esta forma, con perfil bajo”, confesó la Brey en aquel momento. Al poco tiempo tuvo que enfrentar otra vez las cámaras y la inquietud de los periodistas, pero esta vez para hablar de su nuevo amor. Había conocido a Pablo Melillo y el flechazo fue inmediato. Hoy hace diez meses que están juntos. “Sí, diez meses desde que nos conocemos, y desde entonces estamos muy juntos. Salimos mucho juntos. Nos gusta compartir el cine, el teatro, cenas, todo. Lo mejor que tenemos es que somos muy compañeros. El me acompaña en todos mis proyectos y yo voy a sus carreras todos los domingos que tiene competencia. Y ojo, que en los autódromos no me aburro para nada. Tiene su encanto ese mundo. Es entretenido. Viajamos mucho porque las carreras son en el interior. En cualquier momento me subo a un Ford a correr yo también. Tiembla el automovilismo, je… Ya nos presentamos a nuestros hijos, yo tengo a Luca y él tiene tres hijos divinos, por suerte se llevan bien, así que podemos decir que somos una familia ensamblada”. La carrera es larga, pero ellos picaron en punta.
Apuestan a más
La complicidad es tanta
