Imprevistamente, quedamos perplejos. Estupefactos ante un acontecimiento que tranquilamente podría perfilarse como la musa inspiradora de las organizaciones que ya están pensando en distinguir y premiar una vez que llegue fin de año. El anuncio del casamiento de Carolina Ardohain podría ser considerado, hasta el momento, la noticia más trascedente del mundo del espectáculo en lo que va de 2019. Por lo que representa seguramente para la modelo en el plano afectivo y también por sus connotaciones, teniendo en cuenta que, al menos para el segmento más numeroso del público, se produjo sorpresivamente y ante la ausencia de indicios premonitorios.
El contexto fue realmente deslumbrante, pues para proponerle convertirse en su mujer hasta que “la muerte los separe…”, Roberto García Moritán (42) montó una verdadera superproducción en el hotel de Punta Cana que los alojó en estas últimas vacaciones de pareja: el novio de Pampita contrató un violinista para que musicalizara el instante cumbre, echó drones a volar, organizó un lanzamiento de fuegos artificiales, ordenó encender velas y hasta levantó una carpa blanca iluminada en su perímetro por arañas y candelabros.
“Casate conmigo”, fueron las palabras que eligió el empresario, padre de dos hijos y originario de una familia de diplomáticos, para manifestarle en grandes y coloridas letras escritas sobre la arena su profundo deseo de reglamentar el amor que los une. La jurado del Bailando por un sueño, sonriente para una escena digna de una novela romántica, aceptó automáticamente el ofrecimiento y el próximo 22 de noviembre accederá a ponerse las alianzas por tercera vez.
A los 41 años, volverá a ser protagonista de una ceremonia que ya vivió en el pasado con Martín Barrantes y con Benjamín Vicuña, de quienes, tiempo después, terminó separándose. Tras su distanciamiento del chileno, en medio de un escándalo de proporciones y denuncias públicas de infidelidad, Pampita registró dos romances que fueron bastante mediatizados, pero que murieron a mitad de camino. Nos referimos a sus vínculos con Juan Mónaco y con Mariano Balcarce.
A diferencia de lo que ocurrió con el empresario gastronómico, con el tenista llegó, incluso, a compartir el mismo techo por varios meses. Más allá de alguna que otra separación exprés, con Pico le dieron forma a una rutina conyugal que prometía una salud más duradera. Finalmente todo se diluyó. O mejor dicho, quedó reducido a una simple amistad sustentada en un pacto de no agresión y respeto a la hora de presentar nuevas parejas. Pampita, con su característica firmeza, le habría “sugerido” a Mónaco, cuando la ruptura era irreversible, la conveniencia de no anticiparse.
Le pidió, para ser concretos, no mostrarse en compañía de mujeres hasta tanto ella no oficializara un nuevo romance. Mónaco respetó a rajatabla cada párrafo de la exigencia planteada y, al día de hoy, para la gente continúa estando soltero… Pampita fue más veloz para afrontar el duelo.
“Estoy muy feliz, fue todo muy emocionante. Mis amigas le dieron una mano, fueron cómplices, lo ayudaron porque no sabía por dónde empezar. Fue una sorpresa total. Gracias a Dios, me tocó el mejor hombre de todos”, confesó la modelo, quien más tarde contó cómo tomaron este asunto sus tres varones (Bautista, Benicio y Beltrán, todos frutos de su historia con Vicuña): “Lo aceptaron muy bien, porque lo quieren mucho a Roberto (que ya es padre de Santino –14– y Delfina –12–). Mis hijos dependen de mi felicidad, si me ven feliz, ellos son felices”.
Por último, se ilusionó con un futuro de prosperidad: “Yo siempre creí en la vida en pareja, en tener alguien al lado que te haga bien y que te haga brillar. Siempre creí en ese modelo de vida. Quiero formar una familia. Por eso vamos por un proyecto fuerte, verdadero y serio”. Se casa Pampita. Sin dudas, la noticia de 2019 en el ámbito del show. Un premio para una mujer que, pese a los golpes del destino, sabe cómo reinventarse para ser feliz.
