La agente de policía lloró con todo al confesar que no soporta ni un día más de encierro.
El aislamiento profundo en un espacio cuadrado limitado y sin contacto alguno con la realidad machaca en el cerebro de los participantes de Gran Hermano. La acumulación de los meses provoca huellas en lo emocional y así lo sufre a borbotones Agostina.
La agente de policía tuvo un ataque de llanto, una crisis intempestiva que no pudo disimular y se hundió en una honda desesperación. Con valentía, la morocha reconoció a viva voz que no aguanta ni un mísero día más adentro de ese juego, de esa competencia de supervivencia y de estratagemas psicológicas.
Sentada en el parque de la casa más famosa, Agostina dialogó con Furia y Rosina e introdujo su problemática: “Vos tenés la posibilidad de elegir. Seguís acá o no”. Y luego soltó con todo al abrir la compuerta de su sufrimiento: “Yo la verdad que ya estoy cansada, no quiero estar más encerrada. Yo solo tengo ganas de irme a mi casa”.
En ese contexto, la participante terminó por iluminar las razones que pesan en su mente para desear la salida del reality. “Yo creo que me afectó más que llegue gente a que seamos menos. Es como que somos un montón, no se termina nunca. Digo ‘bueno no, ya está’. Ya no tengo más ganas”, expresó.
Con las pupilas inundadas, y una gestualidad de conmoción, Agostina continúo con otros factores que la complicaron y sostuvo: “También lo que vino mi hija, en el momento fue genial y después me afectó un montón. Ya hace como dos noches que no duermo bien, no tengo más ganas de estar acá. Estoy cansada y me quiero ir”.
Totalmente convencida de su decisión de terminar su estadía en el juego, la policía incluso le imploró a los televidentes que la ayuden a culminar con su calvario. “Me quiero ir y me quiero ir bien, quiero decirle a la gente que el domingo me saque. Quiero irme a mi casa y no quiero estar más acá”, solicitó.
Y para cerrar y clarificar todos sus pensamientos, Agostina remarcó que la extensión se convirtió en una bestia negra para ella: "Ya son casi tres meses, es un montón de tiempo. Para mi ya es un montón, no aguantaría seis ni loca".