Del amor al odio, de la tensión a la calma o de la felicidad a la angustia puede haber, siempre, un solo paso. Lo sabe y da fe Beto Casella, que sintió que el nacimiento de su primer nieto, uno de esos alegrones inolvidables que da la vida, se le había convertido de golpe y porrazo en "el peor día de todos". Emocionado y casi al borde de las lágrimas, el conductor de Bendita le contó toda la secuencia a Dante Guebel, que lo entrevistó para el ciclo del 9 "La divina noche de Dante".
"La historia con tu nieta. ¿Te julepeaste un poco, no?" le preguntó Guebel, quien primero recibió de Beto un "uffff" como confirmación de esa sensación de temor (para las nuevas generaciones, "julepe" es un sinónimo de "miedo" que cayó en desuso, como "jabón") y después una corrección: "Es Gabi, mi nieto". Al rato relató la historia, verdaderamente demoledora.
"Fue una cosa de... no se... posiblemente sea el peor día de mi vida. Noe, la mujer de mi hijo Juampi, estaba embarazada. Llevaba un embarazo bárbaro, y un día de pandemia, lluvioso, me llama él y me dice "pa no te asustes pero hubo que hacer nacer al bebé". Llevaba cinco meses y pico de embarazo. "Así que están muy mal el bebé y está muy mal Noe, la mamá"", recordó Beto.
"Yo me acuerdo que no se podía cruzar General Paz por las restricciones de la pandemia. Ellos estaban en el Italiano de San Justo. Y dije "Yo me voy, yo tengo que estar con mi hijo, yo tengo que estar con la familia, ¿viste?". Y llegué y estaba ahí Juampi, pobrecito con un paraguas, no sabiendo para dónde disparar, no me voy a olvidar nunca esa imagen. Y abrazarlo" siguió Casella, ya medio quebrado y algo lejano de aquel guerrero que despotrica, por ejemplo, contra Tinelli.
BETO CASELLA SE EMOCIONO AL CONTAR LA DURA HISTORIA DE VIDA DE SU NIETO
"Me acuerdo que estaba Gabriel Cartañá, que vino Franco, mi otro hijo, y ahí nos abrazamos todos... y a esperar lo que Dios y neonatología hicieran. Pero el pronóstico era bravo: "miren que... ocho de diez casos...¿Entendés?" te decían. Y bueno, pasó un día, pasó otro día, pasaron tres días... y ahí está Gaby, ya con tres años. Todavía le cuesta todo un poquito tanto como largarse a hablar como un montón de cosas pero va evolucionando y es un milagro de Dios" aseguró antes de volver a sensibilizarse.
"Lo vemos a Gaby caminar, y reirse, porque se rie todo el día, y decimos "esto es un milagro de Dios" reafirmó Casella. "Yo acá tengo el Sagrado Corazón de Jesús. Tengo siempre encima la estampita. A ver, no se trata de llevar la estampita sino de tener una relación personal con Dios.... o "personal Jesus" como le dicen en la canción". hay que ser muy ignorante para burlarse de cualquier forma de espiritualidad, salvo que sea la espiritualidad de algún chantún de esos que propagan su supuesta espiritualidad de lunes a viernes y sábado o domingo venden un bronceador desde un parador. Tampoco tenés que ser un buda, pero hay cosas que no encajan", cerró, por suerte mucho más tranquilo que en aquel momento de tanta angustia.
