Celeste Cid y una tarde a puro mimos – Revista Paparazzi

Celeste Cid y una tarde a puro mimos

TEVE
TEVE

Que baje el dólar. Que se cumpla la famosa meta del 15 por ciento de inflación. Que de acá al Mundial a Sampaoli le crezca una melena. Que el mellizo Barros Schelotto –Guillermo, no el otro– felicite a un árbitro en vez de quejarse por sus fallos. Que Nicole elogie a Pampita. Que Pampita diga algo lindo de la Neumann. Que Sol Pérez suba a Instagram una foto vestida de largo. Que alguien entienda qué son las LEBAC. Que Iván de Pineda no se sepa una de las respuestas de Pasapalabra. Que a la gente se le dibuje una sonrisa cuando ve las boletas de la luz o del gas. Que Charlotte y Alexander Caniggia consigan un laburo. Que inauguren un local gastronómico que no sea una cervecería artesanal. Que Eduardo Feinmann abrace a un estudiante secundario. El enorme listado de “imposibles argentinos” de estos días podría incluir, en circunstancias normales, “que Celeste Cid esté sola”, pero está todo tan raro y todo tan dado vuelta en este año de locos que eso, justo eso, sí es cierto, real y verdadero. La actriz, una de las mujeres más lindas y deseadas del país, sigue soltera desde que se separó, repentinamente, del afrancesado galán y colega suyo Michel Noher. Afrancesado por el nombre, no por otra cosa.

Además de bonita, misteriosa y buena actriz, Celeste es una mujer coqueta y cuidadosa de su imagen. Hace ropa femenina con su colega y amiga Paula Kohan (el emprendimiento se llama, precisamente Cid-Kohan) y es una chica que gusta de estar, puede decirse, a la moda. No extrañan, entonces, sus visitas a los centros de belleza para que manos expertas se encarguen de cuidar su cuerpo. Todo su cuerpo: en los pasados días se la pudo observar en uno de estos gabinetes haciéndose manos, uñas y pies. Porque a la hora de verse linda, mejor estarlo de pies a cabeza. Celeste se recostó en un sillón muy cómodo, se pidió un feca para endulzar la garganta y pasar mejor el rato, se sacó los pepés, agarró una revista (se debe haber aburrido, porque no era Paparazzi) y se entregó a las buenas artes de la chica que la atendió. Llevaba puesta una calza que era entre gris oscura y negra, una remera de mangas largas gris claro y unos lentes de sol colgados sobre el cuello de la camiseta. Daba lo mismo, cualquier cosa que se ponga le queda bien. Hasta andar en patas.  

Separada de Michel Noher se dedica a su estética

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Una tarde de mimos

Una tarde de mimos

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