Juana Viale navega por las aguas de la atención mediática, a raíz de la filtración de un aspecto singular de su privacidad, que se entrelaza con la relación muy cercana, afectuosa y de complicidad con Mauricio Filiberti, un empresario muy poderoso, de 72 años.
Recientemente, la nieta de Mirtha Legrand cayó en las garras de un trabajo astuto de un fotógrafo que la retrató en su viaje con el acaudalado a Punta del Este, a borde de un jet privado. Las imágenes permitieron graficar una escapada de mucha intimidad de ambos.
Esas pruebas desataron las averiguaciones sobre qué tipo de relación conecta a y el adinerado. De ese modo, brotaron de las entrañas algunos datos respecto a otras travesías que compartieron en el último tiempo, en un tono de romance, principalmente a bordo de un yate impresionante.
En el 2021, Juana estuvo recluida, en una especie de cuarentena cuando viajó a París a acompañar a su hija Ámbar, en esta embarcación esplendorosa, propiedad de Mauricio. Se trata de un navío que se llamaba Atila y que el empresario vendió, recientemente, a ochenta millones de dólares.
CÓMO SURGIÓ LA CERCANÍA DE JUANITA Y FILIBERTI
La embarcación, que mide 64 metros, tiene cinco pisos y cuyo costó de construcción superó los 30 millones de dólares. Dispone de todas las comodidades inimaginables y un tamaño sideral, que le posibilita albergar a una enorme cantidad de invitados, así como personal de trabajo.
La hija de Marcela Tinayre profesaba un vínculo estrecho con el millonario, a raíz de una confianza extrema y lazo amistoso con su padre, varias décadas atrás. Claro que el tenor de la relación se modificó cuando Mauricio se separó de su última pareja, de apenas unos treinta y pico de años.
En ese contexto, Viale y Filiberti agudizaron la frecuencia de sus contactos, para escucharse uno al otro, acompañarse y prestarse el hombro. Claro que en estos meses de ruptura con Agustín Goldenhorn, la actriz también estrechó cercanía con Yago Lange, el hijo del medallista olímpico Santiago Lange.
