La mañana lluviosa y gris pareció acompañar a la penumbra y a la angustia que generaron una pésima noticia: durante la madrugada, a los 65 años de edad, falleció el lúcido y reconocido periodista, escritor y por qué no filósofo Jorge Dorio, quien a lo largo de su carrera se hizo conocido como ladero del genial Alejandro Dolina, sorprendió al incorporarse a los debates de Gran Hermano y llegó a conducir 6-7-8.
El deceso de Dorio, uno de los intelectuales más renombrados de las últimas décadas y quien llenó con sus comentarios irreverentes y piolas muchas horas de televisión, se produjo durante las primeras horas del miércoles 13 de marzo a consecuencia de un paro cardíaco, según informaron fuentes cercanas al malogrado hombre de las letras, de las artes y de los pensamientos.
De acuerdo a lo que se transcribió en las redes sociales de sus familiares directos, Dorio brindó una conferencia la semana pasada en Salliqueló, en el interior profundo de la provincia de Buenos Aires. Tras esa charla, sufrió un infarto y debió ser internado.
A partir de allí comenzó un itinerario que terminó en el fatal desenlace: primero lo intubaron, después lo trasladadaron a Trenque Lauquen, donde le pusieron dos stent. La peleó y logró salir del respirador, por lo que lo pasaron a una habitación de piso donde aguardaba restablecerse del todo para ser trasladado a Buenos Aires. Pero en la madrugada de este miércoles volvió a sufrir un infarto y ya no lo pudo superar.
QUIEN ERA JORGE DORIO
Dorio era nacido en el barrio de Barracas, en el extremo sur de la Ciudad de Buenos Aires. De pibe le hizo honor a la frase "como si hubiera nacido en Barracas" que se les dice a todos los buenos jugadores de fútbol desde que Alfredo Distéfano alcanzó la consideración del mejor del mundo. Nunca pudo desarrollarse profesionalmente, algo que si logró con su extraordinaria pluma y su enérgica palabra, de las que siempre salían reflexiones interesantes más que vehementes.
Formó una dupla mágica junto a Alejandro Dolina en el ya legendario La venganza será terrible, y se destacó también junto a Martín Caparros. Esa capacidad y esa facilidad para destacarse diciendo cosas distintas y muchas veces provocadoras le abrieron la puerta de la tele, donde también se volvió "un diferente".
Su desembarco en los debates de Gran Hermano primero generó polémica pues chocó un poco que un intelectual trabajara allí pero después alcanzó el grado de jugada maestra. Un día fue conductor de 6-7-8 para confirmar algo que nunca había escondido: su cercanía con las causas nacionales y populares que enarboló históricamente el Peronismo.
No sólo lo llora su familia, sino que hoy lamentan su partida todos y cada uno de los que lo disfrutaron en la profesión. Oyentes, televidentes, lectores y también sus compañeros, pues era muy querido entre ellos.
