La botinera, la que se casó con dos delanteros y la que negocia con mano de hierro los millonarios contratos de su marido es Wanda Nara, pero la que en este momento tiene una particular coincidencia con el Muñeco Marcelo Gallardo, el hombre fútbol de estos tiempos en la Argentina, es la hermana de la rubia, la siempre bella y simpática Zaira Nara.
Aunque por distintos motivos y movilizados por objetivos diferentes, tanto ella como el director técnico más ganador de la última década eligieron San Martín de los Andes. La morocha, para transitar allí los últimos meses de su segundo embarazo, y el entrenador para desarrollar la pretemporada de verano de cara a un intenso y agitado año de competencia futbolística. Ni Wanda lo hubiera imaginado tan pero tan coincidente.
Para saber cómo les va a los de Núñez en tierras patagónicas habrá que recurrir a la prensa deportiva. Acá, aunque nos encantan el fútbol y todas las manifestaciones populares, hablamos del espectáculo y de quienes lo protagonizan.
Y Zaira es una de ellas, claro que sí: el año pasado, por ejemplo, condujo con soltura, gracia, desparpajo y éxito el ciclo Morfi, todos a la mesa, que se emitió por Telefe. Su dupla con el Chino Leunis dio que hablar, y algunos momentos que se vivieron durante el programa (su charla con Wanda, por ejemplo, donde las dos, sonriendo, reconocieron viejas infidelidades) entraron claramente en lo mejor que dejó la temporada “veinte diecinueve” de la tele.
Pero Zaira no sólo fue noticia por cuestiones laborales, sino que entrado ya el segundo semestre del año anunció una bomba que dejó entre mudos y emocionados a propios y extraños: la decisión de darle un hermanito a Malaika había resultado exitosa y ella transitaba los tres meses de su segundo embarazo.
Más tarde se supo que la conductora y su marido, el aristocrático Jakob von Plessen, van a tener “la parejita”, ya que esperan un varón, y por último trascendió que el resto de la gestación y el alumbramiento ocurrirán en el sur del país, ya que los dos pretenden que sus chicos se críen en contacto directo con la naturaleza. Cuándo regresarán a Buenos Aires (ella planea seguir con su carrera de modelo y conductora, y él tiene negocios varios en la gran ciudad) es una duda que no resolvieron todavía.
Instalada en ese paraíso de Neuquén, a orillas del lago Lacar y pegadito a la imponente cordillera de los Andes, Zaira ya lleva un mes y un pucho de “nueva vida”. ¿De qué se trata?
Amaneceres mirando al sol y a las montañas, rondas de mate rodeada de verde y del color de los árboles y las flores típicas de la zona, juegos (los que les permite su panza cada vez más grande) con su nena y muchos momentos en compañía de su pareja, quien se siente muy a gusto con la pilcha de gaucho y encarando las labores del campo. Para desenchufarse bien hay que venir al sur.
