El mundo del espectáculo argentino atraviesa horas de profunda tristeza tras conocerse la inesperada muerte de René Bertrand, actor, director y figura querida por colegas y público. La noticia fue confirmada por Gustavo Sofovich, quien expresó su pesar en redes sociales y recordó con cariño el paso de René por varios de sus proyectos. Tenía 53 años, estaba casado con Belén Giménez y era padre de dos hijos.
Hijo del también actor César Bertrand y de la actriz María Rosa Fugazot, René supo ganarse un lugar en la industria con trabajo constante y pasión por la comedia. Su formación actoral fue sólida: estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y ya desde joven demostró su talento. Su primer gran paso en televisión fue en los años 90, cuando se lució en la exitosa tira “Amigos son los amigos”, en Telefe.
Con ese empujón inicial, René se mantuvo activo en la pantalla chica durante muchos años, siempre en clave de humor, un género en el que se sentía cómodo y que le permitía mostrar su calidez y carisma. Uno de sus trabajos más recordados fue en “La peluquería de Don Mateo”, donde compartió elenco con Toti Ciliberto —quien también falleció siendo joven— bajo la mirada del gran Gerardo Sofovich.
En los últimos años, Bertrand se volcó de lleno al teatro, no solo como actor sino también como director. Fue en este rol donde desplegó una creatividad y una energía que marcaron a muchos. En total, dirigió más de veinte obras, abarcando desde clásicos del teatro de revista hasta comedias contemporáneas que giraron por todo el país.
UNA CARRERA QUE TAMBIÉN BRILLÓ EN EL TEATRO
Entre sus títulos más conocidos se encuentran Mi tío es un travieso, Historia de varieté, El champán las pone mimosas —en sus versiones 2007-2008 y la gira nacional de 2014—, Una familia poco normal, No somos santas, Le referí cornud, Mujeres de ceniza, El Plan y Citas peligrosas. También fue parte de obras con tono más actual como Switch – Todos podemos cambiar, donde mostró un enfoque diferente y comprometido.
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Quienes trabajaron con él lo definen como un hombre apasionado, generoso y con un enorme respeto por la profesión. Amaba hacer reír, pero también tenía una mirada crítica del mundo, que plasmaba en los textos que elegía llevar al escenario.
Según trascendió, Bertrand venía atravesando problemas de salud, aunque había preferido no hacer pública su situación. Un fuerte virus, que su cuerpo no logró resistir, habría sido el desencadenante final. La noticia sorprendió y conmocionó a sus allegados y a muchos artistas que lo respetaban profundamente.
UN FINAL INESPERADO Y MUCHO DOLOR
“Me dijeron que estaba enfermo, pero no imaginaba este final tan pronto. Un abrazo a su familia”, escribió un productor cercano en redes. Y en medio del dolor, María Rosa Fugazot, su madre, pidió respeto y agradeció las muestras de cariño.

René se fue joven, pero deja una huella imborrable en el mundo del teatro. Y como él mismo decía: “El escenario es mi casa, y la risa, mi recompensa”.


