Lionel Messi tuvo una final del mundo aguerrida y soñada en Qatar, que fue resultado de un mes alejado de su familia y dedicado a su pasión: el fútbol. Y minutos después de que Argentina se consagró campeón del mundo a 14 mil kilómetros de su casa, desde el campo de juego el crack le dedicó un significativo gesto a sus hijos y su mujer.
Terminado el enfrentamiento con Francia que incluyó tensionante alargue y victoriosos penales (terminó 3-3 y después fue 4-2 en la tanda), Lionel fue saludándose con todos y cada uno de sus compañeros de equipo, con el cuerpo técnico, con los dirigentes de la AFA y se acercó hasta el sector de la tribuna donde estaba su familia.
Y con una sonrisa que lo decía todo, Messi alzó sus manos y las cerró y abrió varias veces dejándole en claro a Mateo, Thiago y Cirio que era una etapa etapa terminada y que su padre iba a volver a ser, valga la redundancia, su padre.
"Ya está, ya está", fue lo que le dijo Lionel a sus seres más preciados con el movimiento de sus brazos y de sus manos. Porque sabía de lo que, tal vez, los nenes estaban "sufriendo" ante su ausencia diario. Y luego, cuando permitieron bajar a las familias a al césped, se fundió en un sentido abrazo con ellos.
Y festejó como se merecía tras la lucha y la gran victoria conseguida con ellos, una y otra vez y también con Antonella Roccuzzo, su esposa, su mamá y el resto de su familia que, desde el primer día, le hicieron el aguante en tierra árabe.
Ahora llegará el momento de celebrar con ellos en privado, posiblemente con un merecido descanso en algún hermoso lugar del mundo y compartir unas hermosas vacaciones que quedarán para siempre en el recuerdo y que les permitirá recuperar el tiempo en que papá estuvo ausente.
