A fines del año pasado, Jimena Barón viajó en colectivo hasta el barrio de Once para comprar los insumos necesarios para hacer pulseras y collares que su hijo, Morrison, vende en la playa. Dispuesta a generarle una actividad que entretenga a su pibe, La Cobra no imaginó que se iba a convertir en un éxito en ventas.
A modo de "rebusque", Jimena adquirió distintos tipos de piedras, perlas, dijes y el hilo necesario y con sus propias manos elaboró accesorios para el cuello, las manos y los pies a fin de que Momo sepa en qué ocupar su horas en tiempos de vacaciones.
"Vamos a tomarnos el colectivo porque es fin de año, hay muchos gastos y tenemos que ahorrar... Estamos yendo a Once para el emprendimiento de verano de Morrison. Así si lo ven le compran una pulsera, son divinas aparte", propuso Barón días atrás.
Incluso fue la cantante quien se encargó también de hacer los números, de "afilar bien el lápiz" y definir el precio de los colgantes a fin de recuperar ganancias sobre lo invertido y que entusiasme al peque la diferencia económica que se ganaría con las ventas de los productos que convirtió en marca, Quequen.
EL OBJETIVO DE JIMENA BARON: SI HAY CRISIS, QUE NO SE NOTE
Pese a que todos los precios aumentan a diario y que la economía general del país pasa por un delicado momento de ajuste Y "estanflacion", Jimena y Momo lograron que su emprendimiento sea todo un éxito. Tanto que a los pocos días de empezar con la venta playera, Barón tuvo que producir más.
"Arrancando de cero porque el pibe vendió todo", contó Barón, otra vez dispuesta a armar piezas decorativas. Y agregó, a modo de chiste, mostrando algunas de los collares que terminó: "acá, en la oficina". Muchas ventas, buena recaudación, todo un logro en los tiempos que corren.
