Gran artista, para muchos el mejor dibujante de la historia argentina, Quino entró hoy en la galería de las leyendas y de los inmortales. Aquí quedan su enorme legado, sus personajes sin igual, su figura bonachona y cansina, su palabra de hombre bueno, tranquilo, sencillo y generoso... pero también algunas peleas que se produjeron después de que se anunciara su fallecimiento. Casi todas tuvieron un blanco: Nik, otro que se gana la vida con el lapiz y el papel.
Sorpresivamente, Jorge Rial, que había recibido con un "Nooooooo" largo y estruendoso la triste noticia de la muerte del creador de Mafalda, volvió a utilizar su cuenta de Twitter pero esta vez para hacer un tremendo descargo en contra de Nik, algo que ya habían hecho otros usuarios de esa red social.
"Ya salió @Nikgaturro a homenajear a Quino con alguno de sus robos?" pegó el conductor de Intrusos, quien a los pocos minutos subió otro posteo en el que sí homenajeó al gran artista, cuyo verdadero nombre era Joaquín Salvador Lavado Tejón y falleció a la edad de 88 años.
Los dibujantes suelen usar seudónimos para firmar sus obras. Nik se llama, en realidad, Cristian Gustavo Dzowinik. Nadie puede acusarlo de haber copiado su apodo, pues refiere a las tres últimas letras de su apellido. Pero lo que muchos hacen, incluso sus propios colegas, es decir que una parte de los dibujos que presenta como suyos están inspirados, en realidad, en trabajos de otros historietistas.
Nik, cuyo personaje más galardonado y reconocido es el de Gaturro -al que muchos le ven cierta semejanza con el gato Garfield- no respondió a la inquietud del periodista pero sí apareció por su cuenta para rendirle tributo a Quino, para muchos uno de los padres del dibujo gráfico argentino.
Lo hizo con un dibujo de Mafalda al que se le cae una lágrima y al que o acompaña la leyenda "Adiós, papá". Más arriba, él mismo escribió "Se fue el más grande todos", frase que acompañó con el emoji de una cara a la que se le está cayendo una lágrima.
Por debajo de esa publicación, algunos usuarios le recordaron a Nik una frase que Quino le dispensó en una entrevista, y que no lo dejaba muy bien parado precisamente. Contaba que se llevaba bien con todos los dibujantes menos con él por su forma de trabajar, y que era tal el malestar que había que si se hacía una mesa redonda de dibujantes, muchos aceptaban participar con la condición de que no estuviera él.
