Marcelo Gallardo no solo capta la atención del mundo futbolístico, merced a su trayectoria impresionante como entrenador de River Plate, también imanta el interés de los paparazzis por su ámbito privado, por su plano personal y amoroso.
El laureado técnico ha sorprendido en las últimas horas por la visibilidad de una cuestión íntima, justamente para él que siempre resguardó a rajatabla su privacidad. Todo se vincula con la corporeidad que volvió a adquirir el romance con Alina Moine.
Esa ruptura matrimonial que brotó en 2018, y de la cual nunca se encontró una oficialización de las partes, regresó al tapete, más allá de algunos guiños de Geraldine La Rosa, como aquellos posteos durante las fiestas, allá por el cierre del 2021.
Con la semana pasada ingresando a su desenlace, en Socios del espectáculo se arrojaron a corroborar la nueva aventura de Gallardo y la periodista deportiva. De hecho, Karina Iavícoli reveló: “Me dijo Geraldine que está en el Sur con uno de los hijos que juega al fútbol, que viajó con un amigo y no tiene novio”.
Además, la esposa añadió más detalles del presente con el entrenador: “Marcelo Gallardo se estaba comunicando con ella y se quedó a cargo del resto de los hijos que tienen en común y lo que dice Geraldine es que a 'Marcelo lo quieren destruir’”.
En todo este contexto de viralización de una circunstancia privada del hombre de River y su ex, apareció un indicio poderoso, una prueba incontrastable de la realidad de los componentes de ese matrimonio, que ratifica, a su manera, los senderos separados y las secuelas en el corazón de Geraldine.
Frente a este oleada de rumores de un amor entre Gallardo y Alina, La Rosa decidió refugiar su semblante en sus amigas y para emitir un mensaje que habla sin hablar, dado que posteó una foto con sus seres queridos y una frase contundente: “Divina noche, las adoro amigas”.
