A poco de conocer a los finalistas, en MasterChef se viven momentos decisivos y suceden hechos sorpresivos quedan qué hablar. Es que actualmente el ciclo transita instancias finales y un mínimo error los puede dejar afuera de cumplir su sueño.
En la noche de este miércoles 21 de junio se vivió un programa muy especial. El caos invadió el estudio luego de que Juariu, Vicky Xipolitakis, Juanse, Y el Turco García fueron a ayudarlos.
Ellos se divieron en dos grupos, pero ninguno daba puntada sin hilo. Es que todos se equivocaban y se ponían más nerviosos al intentar entenderse a los gritos. El grupo de Antonio, Juanse, Daniela y Estefi tuvo serios problemas de liderazgo ya que el joven salteño era el encargado de dar las directivas y no hacía nada.
Es por eso que Damian Betular le pidió que tome las riendas del equipo y que se ponga la camiseta. Lo que nunca esperó es que el el joven gritara a todo lo que da.
Casi al final de la prueba, le consultaron cómo iba a ser la ensalada y casi se queda sin voz de los gritos que pegó: “Vamos a cortar veinte cubitos de tomate”. En ese momento, todos se asustaron y Damián puso cara de shock porque no podía creer lo que estaba viendo.
“¡Vamos a hacer una vinagreta!”, lanzó el joven a todo volumen y el jurado expresó: “Yo me acabo de tomar dos analgésicos porque estoy que no doy más”, dejando entrever que el griterío era demasiado.
RODOLFO CASI ESTALLA DE BRONCA CONTRA EL TURCO GARCÍA EN MASTERCHEF
El mayor inconveniente surgió en el equipo de Estefania, Juariu, Rodolfo y El Turco quienes gritaban a todo lo que da y Rodolfo comenzó a ponerse mal. Entonces fue ahí cuando Germán se acercó a la estación e intentó calmarlo luego de una equivocación del futbolista.
“Pregúntale cómo vas con el tamaño”, le indico el jurado. “¿Cómo vas con el tamaño de la milanesa? Tiene que tener el tamaño de tu mano”, le consultó. “Bien la tuve que cortar porque estaba más grande”, le respondió. German fue a investigar el tamaño y le gritó: “Pero ese no es el tamaño de tu mano es una milanesota”. El Turco se midió la mano y el jurado lanzó: “¡Pero no es tu mano abierta!”. “¡Es cerrada!” contestó ofuscado Rudi por los inconvenientes.
Casi al borde del colapso German intentó calmarlo y lo llamó para que respirara unos segundos y se calmara. Entonces lo hizo dejar todo lo que estaba haciendo y logró centrarlo nuevamente en el objetivo.
