¿Cuántas personas puede haber en la Argentina más queridas y con más consenso que Lionel Scaloni? Por ahí su tocayo Messi, pero no muchos más. Ni el Papa Francisco tiene la aceptación que logró el entrenador del seleccionado nacional. Un divertido y hasta ahora desconocido video de cuando era jovencito acrecentó todavía más su fama y su condición de personalidad carismática y entradora.
En las imágenes, que trascendieron en las últimas horas en las redes sociales, se ve a un Scaloni aún adolescente con un micrófono en la mano y siendo enfocado por una cámara un tanto casera o con la tecnología de la que se disponía en aquel entonces.
Se lo observa en lo que parece ser un campo deportivo, o por lo menos en una cancha o un parque de dimensiones que permiten la práctica de una actividad. Como si fuera uno de esos periodistas que hacen "campo de juego" y son los primeros en entrevistar a los protagonistas, aquel Scaloni de unos 20 años encaró a una joven.
El término encaró no es antojadizo, ya que la abordó en todo sentido: para proponerle una entrevista que, al fin de cuentas, no era más que la excusa para ofrecerle una galantería que comience un juego de seducción. Sin pudores ni prejuicios, el líder de la Scaloneta le hizo la nota. "Estamos acá con Gabriela Mijanich, le vamos a hacer el reportaje. ¿Qué te parece el torneo?" arrancó como si fuera Tití Fernández o Marcelo Benedetto.
"Por el momento bastante aburrido", le respondió ella. "¿Por qué?" quiso averiguar él. "Porque sí, porque falta gente", lo desafió ella, Gabriela, con la palabra pero también con la actitud, ya que se le plantó y se lo puso a vercara a cara y a los ojos. Rápido para los mandados, Scaloni le devolvió la pared o le cabeceó el centro. "¿Poca gente te parece? Pero estoy yo...".
Guarda, que Gabriela medio que se echó para atrás en ese momento. "No es suficiente", le dijo. "No es suficiente, bueno... ¿Qué te pareció la actuación el número 12, que soy yo..." retrucó aquel Scaloni principiante en las lides de la seducción y el coqueteo con las chicas, y esa vez la respuesta ya fue más satisfactoria para él. "Bárbaro. El mejor. Lejos", le susurró ella. Y se apagó la cámara. ¿Qué habrá pasado después?
