La 53ª edición de los Martín Fierro de Televisión tuvo uno de sus momentos más emotivos cuando se proyectó el video homenaje a Jorge Lanata. En el salón, el silencio se mezcló con aplausos sostenidos y miradas conmovidas pero también sorprendidas por la situación.
Entre ellas, la de Elba Marcovecchio, que asistió acompañada por sus hijos y eligió, lejos del ruido, poner el foco en la intimidad familiar. A la salida y ya con los ánimos más calmos, la abogada habló con y puso en palabras ese instante: “Yo pensaba mucho en los chicos, así que no puedo decir si me preparé mucho o no”, reconoció.
El tributo, presentado en el escenario por Romina Manguel, reavivó comentarios en redes y en los pasillos del Hilton: que si había tensión, que si Elba estaba molesta, que si el protocolo de la ceremonia había sido desprolijo.
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Ella, sin embargo, eligió correr el foco de cualquier lectura picante y quedarse con la sensación más íntima que le dejó la noche: “Después, a mí me pasó algo medio raro durante el homenaje porque lo escuchaba a Jorge y me dio la sensación de que estuvo acá”, dijo, todavía conmovida.
LA OPINIÓN DE ELBA MARCOVECCHIO SOBRE EL HOMENAJE A JORGE LANATA:
Sobre la organización del segmento y el intento de evitar cruces innecesarios, Elba se mostró serena: “Sí, pero me sentí cómoda, yo estaba muy focalizada en los chicos”, explicó. La abogada repitió varias veces que su prioridad fue contener a su familia y transitar el recordatorio con respeto y silencio, sin alimentar suspicacias.
Durante la transmisión se comentó que Bárbara y Lola, las hijas del periodista, habían subido al escenario. Consultada al respecto, Marcovecchio fue franca: “No subió nadie. Te voy a ser sincera, si subieron yo no me di cuenta porque estaba mirando una pantalla lateral, estaba muy abstraída”.
La frase funcionó como una radiografía exacta de su estado: emoción pura, atención puesta en los suyos y un intento por sostenerse en pie en una noche tan movilizante.
Minutos más tarde, llegó la aclaración logística desde el propio programa: Romina Manguel aportó su versión y ordenó el timeline del bloque: “Ellas subieron conmigo, pero no para el homenaje que no subió nadie”. Así, las versiones encontradas se atenuaron y el episodio quedó reducido a una confusión propia del vértigo de una gala en vivo.
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Lejos de cualquier chispa mediática, Elba eligió la prudencia. No hubo reproches al aire ni mensajes encriptados, apenas el registro de una viuda que atraviesa su duelo con discreción y que, aun en una ceremonia masiva, buscó refugiarse en su mesa.
La imagen final que deja su testimonio es la de una mujer con los ojos puestos en sus hijos, tratando de honrar la memoria de su marido como mejor sabe: en silencio, con respeto y sin convertir el dolor en espectáculo. En su propia síntesis, la frase que más resuena es la que explica todo: estaba, literalmente, “muy abstraída”.
