Fabián Rubino: «La ciudad te arruina. Tengo ganas de volver al pueblo» – Revista Paparazzi

Fabián Rubino: "La ciudad te arruina. Tengo ganas de volver al pueblo"

Con casi tres décadas de profesión, el movilero que acaba de quedarse con el premio mayor de nuestra tele se ganó el cariño de la gente y el respeto de los colegas. Cómo es su vida en la calle, con qué sueña y qué le preocupa.
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Casi treinta años de recorrido periodístico en las calles, cordones y veredas no sólo le dieron currículum a Fabián Rubino (51). Lo convirtieron en el movilero más querido por la gente y por los colegas. Y, desde la pantalla de América, el rubio acompaña la programación en las mañanas y mediodías del canal. Soltero y papá de dos hijos, el ganador del Martín Fierro hace culto a la sencillez.

“La gente recibió muy bien el premio. Pero tampoco es que hice una fiesta, al otro día salí a trabajar. La prioridad siempre es el problema que tenés adelante. Acá te dormís un día y la vida te pasa por arriba. No busqué el premio para ver quién me saludaba y quién no. Pero muchos me dijeron que estaban contentos porque antes lo ganaba gente que había estado en los móviles pero, al momento del premio, cumplía otra función. Yo soy ciento por ciento patria movilera, que le pone el culo al asiento a las seis de la mañana", contó.

"Y creo que los colegas de la calle se sintieron identificados por eso. A los pocos días de la entrega, fui al pueblo donde me crie, Tapalqué, en el centro de la provincia de Buenos Aires, y los bomberos voluntarios me recibieron con un paseo por la localidad en autobomba. Que la gente me salude fue lo más. La emoción que tenía esa gente fue mucho más de la que tenía yo, lo sintieron de ellos. Y el mismo día por la tarde, en el Concejo Deliberante me declararon Ciudadano Ilustre, es un reconocimiento, una caricia muy linda. Valoré el esfuerzo que hicieron mis viejos para que estudiara y no los defraudé. Qué valores distintos tiene la gente del pueblo de los que tenemos nosotros, que te dura muy poquito el festejo”, cayó en cuenta el comunicador.

ESTE AÑO GANO EL MARTIN FIERRO AL MEJOR MOVILERO.

“Soy uno de los más viejos de la gente de la calle. Pero el tiempo pasa y tenés que ir adaptándote a los pibes. Gente grande, grande en la calle ya no tenés. Soy yo y alguno más… como Julio Bazán. El resto es gente joven. Tenés que acostumbrarte y reciclarte para poder mantenerte en ese lugar. Somos muy unidos, trabajamos muy juntos, cada uno a su manera. Pero no hay mala onda de querer ir a cagar la nota. Tratamos de ayudarnos”, afirmó.

–¿Es un código entre los que trabajan dentro de los estudios de tele?
–Los que llegan arriba no sé qué códigos utilizarán. El periodismo es una lucha permanente. El que está afuera es porque le gusta, somos bichos raros. Tenemos que estar bajo la lluvia, el sol, pero me gusta, si no buscaría otra cosa. Llegará un momento en que te pueda cansar por el tiempo transcurrido, por la edad, y es lógico, pero, insisto, me gusta. Es lindo contarle a la gente lo que pasa, por cómo yo lo siento y lo pienso. Y que después la gente te diga “te vi”, es lo más lindo que te puede pasar.

FABIAN, BROMEANDO EN LAS CALLES DE PALERMO.

–El sueño de los movileros generalmente es transformarse en panelistas, conductores. ¿Vos querés seguir siempre como cronista?
–Si no llego a más es porque, quizá, no me da para más. Tuve algunas participaciones y después volví a la calle. Tal vez no son los tiempos justos para cada cosa. Soy de los que esperan las oportunidades. Ojalá algún día se me dé. Y si no se me da seguiré como estoy. Muchos me dicen que tengo la autoestima baja, pero yo me dedico a trabajar. No soy de ir a golpearle la puerta a un gerente para decirle que me haga esto o aquello. Yo trabajo… el que me vea condiciones para esto o aquello me va a llamar. Si no, insisto, seguiré –hasta que el físico y la mente me den– en la calle. Acá la gente llega a lugares cueste lo que cueste. Y el pueblerino puede llegar de otra manera, vale mucho más la palabra. No voy a llegar a conducir un noticiero por ser un hijo de puta, porque cagué, traicioné o le serruché el piso a alguien, nunca, nunca. Es lo que me interesa transmitirles a mis hijos.

–¿Cómo ves la calle hoy?
–¡Está muy violenta! Antes el periodista era un tipo respetado, y hoy vas a cualquier lugar, ni hablar con lo de la grieta, y en muchos lugares la pasás mal. Te putean, y hasta tuvimos situaciones de agresión física. Hay lugares de donde tenés que irte porque te echan, no lo pensás dos veces porque la vas a pasar mal. Sin embargo, muchas veces no medimos las consecuencias cuando estamos en las notas, le metés para adelante. El país está socialmente devastado. Hay una crisis de valores tremenda y un descreimiento total. Cuando la gente no se aferra a las instituciones y se aferra al periodismo es porque algo está fallando. Le gente cree que nosotros le podemos solucionar los problemas porque vamos a presionar, a estar del lado de ellos, que se vea lo que está pasando. Y no es así… estamos totalmente equivocados. Si nosotros pasamos a tener el rol que tendría que tener el Estado es porque estamos en el horno. Desgraciadamente, los jueces, los políticos no llegan a donde nosotros llegamos. Siempre tienen las versiones por segundos o terceros. Nadie se arremanga para ver cómo vive la gente. En mi vida vi a un dirigente de primera línea que haya bajado a estar con la gente que lo necesite.

FABIAN ES UNA PERSONA MUY QUERIDA Y TIENE UN FAN CLUB.

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