La imagen es elocuente. Florencia de la Ve (43) comenzó su cumpleaños, como viene sucediendo últimamente, arriba del escenario. Pasa que los artistas nacidos en verano tienen ese plus de celebrar su aniversario en medio de la temporada teatral. Y la actriz, figura de la comedia Explosivos, en Carlos Paz, dio inicio a su fecha en el Holiday, a sala llena. Pero este 2018 la imagen fue elocuente, dijimos. Porque quienes subieron a saludar a Flor, con una torta repleta de velas encendidas, fueron Paul e Isabella, sus hijos de 6 añitos. Y mientras el Polaco, Silvina Luna, Gladys, Tyago Griffo y todo el elenco le cantaban “Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz”, los chicos ayudaban a mamá con las velitas. Después la fiesta siguió con una cena en la casona que alquiló en las sierras, y terminó en Zebra, la disco más top de la zona. ¿Deseos? Ella misma se encargó de decir que le quedan pocos por cumplir, pero alguno habrá pedido. “Es hermosa la vida cuando lo que soñás se cumple”, fue su reflexión. Quería ser famosa, y lo logró. Quería triunfar, enamorarse, ser libre de toda libertad, casarse y ser madre, y también lo logró.
Hoy Florencia disfruta viendo cómo crecen sus hijos, siempre aferrada a la mano de su compañero Pablo Goycochea, y afrontando con profesionalismo cada trabajo que le toca realizar. Quizá ya sin el protagonismo de otros tiempos, pero con la conciencia de que hay que valorar cada oportunidad que brinda el medio. Por eso vivió la temporada alejada de las peleas que emprendió en otros tiempos. Y sin hacerse demasiado drama por lo flojas que estuvieron todas las boleterías en Carlos Paz (estiman que un 30 por ciento abajo que en 2017). Remó sin chistar, y llegó a buen puerto. Todos esperaban que se peleara con la Bomba Tucumana, pero nada. El único asterisco gris del verano de Flor fue el mamarracho ese (no lo nombraremos) que la agredió a través de una radio, escondido detrás de un micrófono. Por suerte el tema duró dos días, y quedará como un mal recuerdo. Florencia regresa a Buenos Aires para seguir a pleno con sus obligaciones. Se suma al panel de un programa matinal, y está cerca de cerrar para hacer un ciclo en una señal de cable. Ya no es la diva de los brillos y el lujo; atravesó una crisis en su economía doméstica, se achicó y tuvo que arremangarse para salir adelante. Su familia y sus amigos más cercanos nunca se separaron de su lado. Y los necesitará siempre con ella. Dicen que al soplar las velitas hay que pedir tres deseos, pero con uno a veces alcanza.
Flor de la V siempre se reinventa
Un festejo a lo grande
