Fernanda Iglesias protagonizó un momento inesperado en el último programa: lo que comenzó como un comentario sobre la postura de Susana Giménez ante el triunfo de Fuerza Patria derivó en una confesión personal que dejó helado al panel. Entre risas, chispas y algún corte de humor incómodo, la periodista lanzó una frase que sonó, por lo menos, insólita en el estudio.
El análisis de Fernanda arrancó con la mirada puesta en la conductora y su actitud medida tras los comicios bonaerenses. En ese marco, Iglesias respaldó la postura de Susana y la enlazó con otras figuras del espectáculo. “Yo creo que está haciendo lo que yo le pido a Lali, es medida. Porque ella seguramente votó a Milei”, dijo tras presentar la nota.
La charla subió algunos grados cuando Fernanda fue más allá del comentario sobre la conducta pública y se metió en su propio pasado político. “Lo tengo que decir. La verdad ahora no saldría a defender a full a Milei”, lanzó, y la mesa, curiosa, no tardó en indagar. Pampito fue directo: "¿Estás arrepentida de tu voto?". La respuesta que vino después sorprendió a todos.
“No, no estoy arrepentida, porque más me hubiese arrepentido de votar a Massa. Pero no estoy arrepentida de nada. Y digo todo esto porque total, soy grande y no me importa. Ya me estoy por morir, así que...”, soltó Iglesias, descolocando a sus compañeros y desatando un momento de desconcierto mezclado con risas nerviosas.
EL PRESENTIMIENTO DE FERNANDA IGLESIAS QUE ALERTÓ A TODO PURO SHOW
La reacción en la mesa de Puro Show no se hizo esperar: “Fernanda ¿qué estás diciendo?“, le lanzaron. Entonces el ida y vuelta fue subiendo de temperatura. Pampito pidió a modo de broma: ”Que sea en cámara", y Matías Vázquez, buscando entender si había algo más profundo detrás de la frase, preguntó: “Porque tenés un presentimiento, ¿no?“.
El clima derivó en pequeños comentarios cruzados que dejaron ver la complicidad entre los panelistas, pero también la incomodidad por la declaración de Fernanda. ”Está insoportable con eso”, dijo Pochi, mientras el conductor cerraba con un llamativo pedido: “No me traigan sorpresas”.
Fue un segmento que mezcló ensayo de opinión política con confesión íntima y algo de humor negro. Lo que en principio parecía una reflexión sobre la prudencia de figuras como Susana terminó siendo el escenario para una frase que nadie esperaba escuchar en pantalla: una mujer que, con sinceridad sin filtros, tiró una frase sobre su propia muerte y el peso del arrepentimiento electoral.
En esa tensión entre lo público y lo íntimo, el programa dejó un tema para la charla de café: hasta dónde puede y debe llegar la honestidad al aire, y qué lugar ocupan los presentimientos personales en un debate que pretendía ser estrictamente informativo.



