No alcanzan las palabras. No existe manera alguna para comprender semejante atrocidad, ese horror que desató una mente perversa y asesina. La sociedad sufre la conmoción por el doble femicidio de Córdoba, en el que mataron a Luna Giardina y Mariel Zamudio.
Un ser humano despreciable le quitó la vida a una madre e hija y se fugó con el pequeño de cinco años, que había nacido como fruto de una relación con Luna. El criminal fue detenido, así como el niño recuperado en un trabajo conjunto de la policía de Córdoba y Entre Ríos.
Desde ese momento se aguardan los diferentes puntos del procedimiento, con las imágenes que se viralizan de los diferentes traslados entre diversas dependencias policiales y judiciales. Finalmente, se conoció que la causa avanzó hasta el límite de una indagatoria.
Así, fuentes de todo este entramado confirmaron que el presunto asesino se negó a ahondar o explicar sus acciones en el doble femicidio, ese que se perpetró en la casa de Luna. Por eso, se filtró: “El imputado no contestó preguntas en relación a la causa que instruye esa fiscalía por los homicidios de Luna Giardina, su expareja, y la madre de ella, Mariel Zamudio".
Incluso se supo que el sospechoso direccionó sus palabras a una postura irrisoria, con la justificación inocua que latía en su mente perversa. “Solo hizo referencia a sus denuncias anteriores en Fiscalía de Integridad sexual de 1° turno y el pedido de restitución internacional de su hijo”.
Hasta que se conoció la frase más tenebrosa de todas, una que vociferó cuando estaba esposado y a punto de ingresar en un móvil para un traslado. Así se comunicó el concepto indignante de Laurta: “Todo fue por justicia”.
