Sebastián Wainraich, conocido actor, conductor, humorista y fanático de Atlanta, se abrió como nunca en su última entrevista para Mi Cielo. Entre risas, anécdotas de su carrera y confesiones personales, habló de la pérdida más dura que ha vivido: la muerte temprana de su hermano Diego, un dolor que dejó un hueco imposible de llenar.
“Se me murió un hermano. Tenía veinticinco años, yo tenía diecinueve. La muerte me parece absurda siempre, pero cuando alguien sale del tiempo lógico en el que más o menos te tenés que morir, es más fuerte”, confesó el humorista, que hace poco se molestó por un comentario de Julián Weich.
A través de la charla, dejó en claro que el dolor forma parte de la vida y que, aunque profundo, no lo inmoviliza: “Siento que es una prueba de que estás vivo. Mi familia ha atravesado el dolor, pero seguimos de pie”. Más allá de los momentos tristes, Wainraich mostró su lado más humano y cotidiano.
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Su pasión por Atlanta, incluso condiciona sus contratos y horarios: “Ahora en los contratos pongo que si Atlanta juega un partido, puedo faltar”, contó entre risas. Esta confesión revela cómo ha logrado equilibrar su vida profesional con sus pasiones, demostrando autonomía y un humor que lo caracteriza desde sus inicios en Duro de Domar y TVR.
LA CARRERA PROFESIONAL DE SEBASTIÁN WAINRAICH:
Su recorrido artístico es tan versátil como su personalidad: escribió y protagonizó Casi Feliz para Netflix, se destacó en el stand up cuando los monólogos no eran un género popular, y mantiene vigente su carrera radial con Vuelta y media en Urbana Play.
“Para la radio puedo hacer todo. Es como que no me siento periodista, pero hay un ejercicio de entrevista que me gusta. Puedo escribir, actuar y conducir; envuelve todos los géneros”, explicó. Entre recuerdos de su infancia y anécdotas con su familia, Wainraich también recordó momentos de amor y ternura junto a su esposa Dalia.
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“Me encanta ver los recuerdos de cuando empezamos a salir. Esos momentos me darían mucha ternura”, dijo. Además, reflexionó sobre la paternidad: “Cuando alguien me dice ‘No estoy preparado para ser padre’, yo digo: nadie está preparado. Si no querés tener hijos, no tengas, ¡pero nadie está preparado!”.
La entrevista combinó humor, pasión y emoción, mostrando a un Wainraich que no solo hace reír, sino que también enfrenta la vida con sinceridad y profundidad. Entre recuerdos dolorosos, la pasión por su club y la familia que lo sostiene, el humorista dejó un mensaje claro: el dolor forma parte de la vida, pero no nos define.
