Laurita Fernández atraviesa uno de los momentos más sólidos de su carrera, pero el camino hasta acá no fue sencillo. En una entrevista íntima con Héctor Maugeri para +CARAS, la actriz y conductora se animó a mostrar su costado más vulnerable y habló del costo emocional que tuvo convivir durante años con rumores, presiones mediáticas y versiones que no siempre reflejaban la realidad.
Lejos de la imagen luminosa que suele mostrar en pantalla, Laurita recordó épocas en las que el reconocimiento parecía esquivo y la exposición se volvía pesada. “He llorado mucho porque sentía que no me daban ese lugar, porque ponían en el otro el valor y en mí no”, confesó la bailarina que se la vio hace poco en una situación íntima junto a un misterioso hombre.
Uno de los aprendizajes más difíciles, según explicó, fue entender que responder públicamente no siempre trae alivio. “Nunca tuve ganas ni herramientas para contestar, porque sabía que implicaba que la bola siguiera y no se terminara más”, reveló.
En un contexto donde todos opinaban y aconsejaban qué hacer —desde “defendete” hasta “no digas nada”—, Laurita admitió que nadie está realmente preparado para manejar ese nivel de exposición. Con el paso del tiempo, la bailarina y actriz aprendió a escucharse más a sí misma que al ruido externo.
Poner límites fue clave. “A llegar a casa y poder estar tranquila de la cabeza, a cuidar la energía”, contó sobre la importancia de proteger su vida personal y su bienestar emocional, incluso cuando afuera las versiones no daban tregua.
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Lejos de victimizarse, Laurita, que reveló su charla con Flor Jazmín tras el escándalo con Nico Occhiato en Personajes del año de Revistan Gente, también hizo autocrítica. Reconoció que hubo errores y decisiones que no fueron acertadas. “A veces me equivoqué y me tuve que bancar que hablen”, dijo con honestidad.
Sin embargo, marcó una diferencia fundamental: no todo lo que se dijo fue cierto. “Muchas veces me adjudicaron cosas que nada que ver, y eran mentiras, y también lo tuve que bancar”, señaló, dejando en claro que no siempre el relato mediático coincide con la verdad.
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Hoy, con mayor madurez, Laurita asegura que ya no siente la necesidad de salir a aclarar cada versión. Prefiere esperar, observar y confiar. “Todo termina acomodándose”, reflexionó, citando una frase de su padre que la acompaña desde siempre: “Las decisiones son como la cerveza, no se toman en caliente”.
Esa filosofía se transformó en una herramienta para atravesar la exposición sin perderse a sí misma. Laurita Fernández eligió priorizar su paz, separar su identidad de lo que se dice de ella y entender que no todas las batallas merecen ser libradas. Una decisión que, hoy, parece haberle devuelto la calma.


