La cuenta regresiva ya está marcha. Cada vez falta menos y los nervios empiezan a jugar su papel. Se avecina una experiencia nueva, pero a la vez, inolvidable. De esas que quienes desean formar una familia están ansiosos por atravesar. Tras un largo noviazgo, Luli Fernández (30) y Cristian Cúneo Libarona (47) afrontaron el desafío de ser padres. La llegada del primogénito está a la vuelta de la esquina. Nacerá a mediados de marzo y ella no ve la hora de tener a su bebé en brazos y conocerlo.
Por su parte, su pareja, ya padre de cuatros hijos de su relación anterior, se muestra más canchero en esto de la paternidad, pero no por ello menos nervioso. Aprovechando el verano, pero antes de que por recomendación médica se lo impidan, la pareja voló a Grecia, luego a Turquía y por último a Punta del Este, para terminar en México y disfrutar de las paradisíacas playas de Tulum. “Me animé a viajar porque el embarazo está siendo un placer. Elegimos México porque mi embarazo requería un mar calmo. Un lugar para que pudiésemos disfrutar todos juntos, en familia”, le contó a Gente en pleno descanso.
De regreso, ya instalada en Buenos Aires, Luli está enfocada en los últimos preparativos. El armado del bolso y demás cuestiones que no se pueden pasar por alto. “Viví y vivo un embarazo sin náuseas, sueño ni acidez. Espero que sea así el parto. No soy de tener filosofías u obsesiones para ese momento. Me entrego a lo que Dios y mi bebito decidan. Antes era más obsesiva y exigente, pero me descubrí más tolerante, más serena”.
¡Misteriosa! Cuando se enteró del sexo del bebé, no dudó en contar que espera un varón. Con este dato revelado, la intriga pasaba por saber el nombre… Misterio que seguirá latente hasta que el pequeño nazca.
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“Ya tiene nombre, ya lo elegimos. Pero por cábala está guardado bajo siete llaves hasta su nacimiento. Tiene que ver con que fue mágico lo que nos pasó. Resulta que antes de embarazarnos, y todavía sin intenciones de hacerlo, el nombre se nos presentó de modo insólito. Y más tarde, ya buscándolo, durante un viaje a Salta, volvió a ocurrir lo mismo que la primera vez. Fue tan sorprendente para nosotros que dijimos: `Es el bebé quien lo eligió´”.
¡Qué intriga! Por otra parte, ya mucho más relajada y sabiéndose menos exigente con ella, también lo será con la criatura que viene en camino. La modelo confía que no tiene pensado atarse a un modelo en particular o a una filosofía de crianza. Cree que eso es condicionar al bebé, cuando cada uno tiene necesidades diferentes. Una etapa hermosa.
Luli, mamá trabajadora.
Su pareja es un reconocido abogado.
¡Qué panza hermosa!
