Mariana Genesio Peña: “De chica jugaba a ser la Mujer Maravilla” – Revista Paparazzi

Mariana Genesio Peña: “De chica jugaba a ser la Mujer Maravilla”

Vivió tres años en Nueva York, brilló en Broadway y regresó a Argentina para ser profeta en su tierra. Sus papeles en El marginal y en Pequeña Victoria la catapultaron a lo más alto.
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En un abrir y cerrar de ojos su vida dio un vuelco. Al fin le llegó la oportunidad para demostrar su talento y no la desaprovechó. Mariana Genesio Peña disfruta de las mieles del éxito, pero no se duerme en los laureles. Quiere ir por más, seguir conquistando desde la actuación, como lo hizo en El marginal y en Pequeña Victoria. La repercusión de sus trabajos la convirtió en la gran revelación del año.

“Cuando me llegó la propuesta de El marginal y de Pequeña Victoria, que vinieron casi en simultáneo, no podía más de felicidad. Y, por supuesto, esperaba mucho de estos proyectos. Pero mi mayor preocupación era estar a la altura de los personajes. Ambos roles, el de Ginna y el de Emma, me significaron un gran desafío. Les puse todo mi corazón y mi cuerpo. Por suerte la respuesta del público fue realmente mi mejor recompensa. No esperaba tantas devoluciones cálidas. Me pasa que salgo a la calle y me felicitan por ambos personajes. Y eso me llena de amor. Otra cosa que no esperaba fue el reconocimiento de mis colegas, compañeros de elenco y grandes actores que se me acercan para decirme cosas lindas”, dice.

–¿Lo soñaste alguna vez?
–Soñé siempre hacer buenos papeles en ficción. Hace diez años que vengo dando mis pasos en el mundo del teatro under. Este año, sin dudas, fue el mejor que tuve en mi corta carrera como actriz. Estoy tan feliz como consciente de que tengo que seguir creciendo.

–¿Lo de ser actriz cuándo te surgió?
–De chiquita jugaba a ser la Mujer Maravilla. O armaba escenarios en el patio de mi casa y era Madonna o Whitney Houston. Pero uno de mis juegos favoritos era ver escenas de películas, ir corriendo a encerrarme en el baño y reproducir esas escenas frente al espejo. A continuación de eso lloraba agradeciendo mi Oscar, que en realidad era un desodorante. Después, cuando crecí, intenté estudiar psicología y traductorado de inglés, pero al poco tiempo terminé reconectando con los escenarios.

–¿Cómo fue trabajar con Facundo Arana?
–El recorrido que hicimos con Facundo Arana en Pequeña Victoria fue para mí el mayor aprendizaje, porque fue con el que más escenas compartí. Y las más jugadas.

–Hubo besos, sexo…
–Nunca había hecho escenas de besos y de amor en un contexto romántico. Encima me toca hacerlo por primera vez con el number one. Podría haber sido mucho más intimidante para mí estar frente a quien es el galán por excelencia de Argentina, pero él fue muy compañero, generoso y paciente conmigo. Enseguida nos hicimos muy buenos compañeros y hasta me atrevo a decir que es un gran amigo. Así que esa buena onda hizo muy fácil transitar nuestras escenas de besos y sexo. Al principio, obviamente, hubo pudores y nerviosismo, pero nos comprometimos mucho con la historia que queríamos contar. Una historia de amor.

–¿Te separaste?
–Prefiero no hablar de mi situación sentimental por ahora.

–¿Creés que la exposición influyó en la crisis?
–La exposición influye inevitablemente en casi todo para alguien que nunca la tuvo. Pero nada de eso me saca los pies de la tierra.

–¿Cómo toma tu familia la repercusión que estás teniendo?
–Mi familia no puede creer mi vida hace muchos años ya, ja, ja. Siempre fui la más lanzada, la que viaja a cualquier parte del mundo sin planearlo, la que cambia de nombre, la que tiene amigos pero es solitaria… y ahora están orgullosos del reconocimiento en la calle. Hace tiempo que aceptaron mi forma de vida..

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