Marixa Balli atraviesa uno de los mejores momentos profesionales de su vida. Brilla en Masterchef Celebrity por Telefe, suma éxitos en la radio junto a Lizy Tagliani en La Pop, y continúa muy firme con Xurama, su histórica marca de ropa.
Sin embargo, detrás del personaje carismático que todo el país conoce, hay una historia de vida marcada por un dolor profundo que hasta ahora casi no había querido exponer. En una entrevista, Marixa se mostró completamente vulnerable y habló por primera vez con total sinceridad sobre su deseo de ser madre, un sueño que la acompañó desde la adolescencia, pero que nunca pudo concretar.
Y aunque siempre fue muy reservada con su intimidad, esta vez se permitió dejar caer la coraza que la caracterizó durante años. Cuando el periodista Nicolás Peralta le preguntó si alguna vez había sido un objetivo formar una familia, Marixa fue contundente, pero con una emoción visible: “Sí, siempre tuve esa ilusión de casarme y tener hijos. Pero no se dio”.
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Según contó, las oportunidades de pareja que tuvo en su juventud aparecieron en momentos donde su carrera exigía máxima dedicación, y eligió priorizar su trabajo. Sin embargo, no fue esa la razón más determinante. Lo que terminó por frustrar su maternidad fue el trágico accidente que sufrió hace años y que cambió su vida para siempre.
EL DOLOR DE MARIXA BALLI POR NO PODER SER MADRE:
Marixa recordó ese episodio con una mezcla de fortaleza y dolor: “Después de mi accidente lamentablemente no pude. Me dejó huellas importantes en el cuerpo y, si bien me dejó viva, también me quitó un montón de cosas y un montón de ilusiones”.
Peralta le confesó que desconocía ese dato, y Balli explicó que casi nunca lo contó: “Nunca lo dije. Y ahora empecé a decirlo porque estoy sin filtro. Estoy más sensible y me doy cuenta en las cosas que me pasan en Masterchef. Me emociono más. Tiene que ver con cambios internos, con dejar de mostrar esa coraza que tengo desde hace años”.
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La artista reveló que en este último tiempo se siente atravesada por viejas heridas, pero también por una nueva capacidad de reconocer su vulnerabilidad. “Hay días que estoy bien y días que estoy más depre”, admitió con honestidad, dejando en claro que, más allá de la fama, también es un ser humano con cicatrices.
A pesar de todo, Marixa aprendió a reconstruirse desde los escombros y a seguir adelante con la fuerza que siempre la caracterizó. Hoy, en un presente profesional brillante y en un momento personal de mucha introspección, se permite hablar de lo que antes callaba y mostrarse tal cual es: una mujer que atravesó dolores profundos, que perdió sueños importantes, pero que aun así eligió levantarse una y otra vez.
