Desde que La Tora volvió a Gran Hermano, de inmediato retomó el juego de besos y seducción que había arrancado con Nacho. Y si bien a los participantes se los suele ver juntos y a los arrumacos en la casa, en los últimos días algo en la actitud de Nacho empezó a cambiar.
Al rubio no se lo ve cómodo con la dinámica que se dio con La Tora y lo hace ver con su lenguaje gestual, que no pasa desapercibido para los fans del reality, que ya hablan de acoso. Sobre todo, quienes quedaron enganchados con “Nachiago”, la supuesta parejita que se rompió con la salida de Thiago.
Y en las últimas horas, dos escenas muy elocuentes llamaron la atención. La primera, cuando Nacho le corrió la cara a Lucila durante el desayuno, cuando ella rumbeó directo para besarlo en la boca.
Pero luego, una imagen en la pileta hizo estallar todo. Mientras se refrescaban a puro mimo en el agua, Nacho muy serio miró a cámara, revelando una tremenda incomodidad. El gesto duró una fracción de segundos, pero fue suficiente para generar mil reacciones de parte de los seguidores.
“Ay, Nacho. Si estás secuestrado pestañea dos veces jajaja”; “Creo que no se habla suficiente del acoso que sufre Nacho”; “¿Pero por qué no le dice? También no le deja las cosas claras y la otra se ilusiona y se pega como garrapata”, escribieron algunos en Twitter.
Mientras que otros usuarios señalaron que Castañares de pobre no tiene nada: “Sí, pobre Nacho, pobrecito. Pero bien que también la está usando para ponerla, no jodan”. “Nacho la mira a La Tora con el mismo amor y entusiasmo que yo miro a las planillas de Excel”, apuntó otra persona.
Como sea, al parecer Ignacio no es el único hermanito harto del acercamiento de sus compañeras. Se le suma Marcos, el objeto de deseo de Camila, que últimamente dejó su cortesía de lado y le puso un límite a la pianista, podrido de que lo toque cada vez que tiene oportunidad.
