En Socios del espectáculo explicaron los factores que inciden en Cande y Mica para no sentir un cariño con la nueva novia de su papá.
Germinó intempestivamente, con la fuerza del deseo de acariciar los rayos del sol. Motivado en la espontaneidad, Marcelo Tinelli se enamoró a pleno y se la jugó con todo para configurar una pareja con Milett Figueroa, la que camina bajo el seguimiento tozudo y pormenorizado de los medios y del público.
Cada movimiento de los tortolitos se convierte en un hecho de interés y despierta la atención. Y dentro de los detalles que todo el mundo desea conocer, se acaba de revelar una cuestión de la convivencia de la peruana con la familia del conductor, más precisamente con sus dos hijas mayores.
¿Qué pasó? Resulta que en Socios del espectáculo describieron que Candelaria y Micaela miran de reojo a Figueroa, que algo no les cierra del todo, aunque no se vincula específicamente con rasgos de su personalidad o de comportamientos en las actividades compartidas.
Para introducir el tema, Adrián Pallares narró: “31 es la edad de la novia, 35 es la edad de la hija mayor, 33 es la edad de la hija menor. Y ellas consideran que, por más que sea divina, encantadora, un charme, hermosa, 31 es poco para el papá. La adoran, la quieren y es divina, pero tiene 31 años”.
Con la intencionalidad de describir con mayor profundidad esta situación, Rodrigo Lussich expresó: “El conflicto en sí mismo es que todo bien, pero la miran con distancia porque tiene 31 años y es un poco chica para el papá. Si tuviera 36, estaría todo bien. Pero a las que les hace ruido la miran con cierta distancia”.
Seguro de sus fuentes, sobre todo en un tema tan del ámbito de la privacidad, Pallares añadió más detalles de toda esa circunstancia algo incómoda y sostuvo: “No sé si se lo dicen al padre, pero lo dicen entre ellas y con amigos, y los amigos se lo cuentan: ‘Marce, no sabés, a Cande y a Mica, Milett les parece un poco chica’”.