No aguantó más. El peso de los meses de aislamiento se le cayó encima, como una bola de nieve que desciende por una ladera, y la hundió en un mar de lágrimas. Rosina Beltrán sucumbió ante las emociones en las entrañas de la casa más famosa de la televisión argentina.
La uruguaya acaba de protagonizar un episodio muy sensible en Gran Hermano, cuando se tumbó en el piso del dormitorio de las mujeres y se apoyó en una cama a llorar desconsoladamente. Una imagen desgarradora, que encerraba un motivo muy singular.
Resulta que la morocha abrió su corazón de par en par y explicó los argumentos de ese ataque de llanto, algo que solo ella comprende y transita. Así, las cámaras captaron su rostro humedecido mientras exteriorizaba la imperiosa razón: “Necesito un abrazo, esa contención de mi madre, que acá no la tengo. Eso me mata”.
Nicolás procuró cobijarla, actuar en consecuencia para acariciarle el alma y ayudarla a superar ese trance y le manifestó: “¿Sabés cuánto tiempo queda acá dentro? Dos meses... Van a pasar como si nada”. Una palabra de aliento para inyectarle ánimos.
ROSINA LLORÓ DESCONSOLADAMENTE PORQUE EXTRAÑA A SU MAMÁ EN GRAN HERMANO
De ese modo, Rosina reconoció que le urge entrelazarse en los brazos de su madre: “Es que si tuviera la contención de mi mamá me quedaría meses. Amo estar acá. Es lo mejor que me pasó en la vida. Es una de las mejores experiencias”.
“Que sea tan difícil y fuerte es lo que lo hace bueno. No cualquiera se banca tanto tiempo acá, encerrado... Estás pagando el precio. Pero es hermoso”, añadió su compañero. Frente a lo cual, Beltrán reflexionó respecto a ese estado anímico de tristeza: “Esto no me pasa seguido. Hoy me pasó”.
