Súper colección Paparazzi: La biografía no autorizada de Susana Giménez – Revista Paparazzi

Súper colección Paparazzi: La biografía no autorizada de Susana Giménez

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Nació un 29 de enero en un sanatorio de Barrio Norte. Su mamá y su papá ni se lo imaginaban, pero esa beba cambiaría para siempre la vida de la familia. También, la del mundo del espectáculo argentino. La hoy aclamada Susana Giménez (75) fue la primera hija del turbulento matrimonio compuesto por Augusto Adolfo Giménez Aubert y Luisa Celia Sanders. Una pareja tormentosa, que jamás logró encontrar el equilibrio. Ni siquiera, con la llegada de su querida y buscada primogénita. La infancia de la diva de los teléfonos no fue fácil. "Mi papá era violento con mi madre porque ella era muy celosa y él extremadamente mujeriego. Entonces, a veces, yo escuchaba cosas espantosas. En más de una oportunidad los he tenido que separar. Eso es horrible", reveló la conductora en una entrevista que dio para su revista, Susana.

 

Además, dejó muy en claro que las situaciones de violencia que presenció en su infancia le sirvieron de aprendizaje: “Yo no permití que mi hija viviera una cosa de violencia así. Nunca, jamás. Una vez, cuando me di cuenta que yo estaba gritando y peleando con mi marido –no pegando, eh–, y la vi llorar mientras estaba parada en la cuna, me fui… Esa misma noche me fui de casa a lo de mi madre, me la llevé a ella con una valija. Estoy contenta y orgullosa de haberlo hecho".

 

 

El matrimonio que intentaban sostener la mamá y el papá de Susana era tormentoso. Demasiado. Por eso, la vida de La Su nunca fue fácil. Pasó por más de un colegio. Sin embargo, hubo uno que marcaría su infancia y adolescencia para siempre. Estuvo pupila en el Quilmes High School. Allí, hicieron hasta lo imposible para que aprendiera inglés. La disciplina era muy estricta. Si bien Susana tuvo una niñez difícil, su adolescencia fue aun más complicada. Exacto, la etapa menos plena de su vida. Sufrió mucho por haber crecido lejos de su familia. Especialmente, de su mamá. Con ella se llevaba muy bien, eran muy unidas. En el internado, vivió tres años. Tras muchas idas y vueltas, Susana cumplió su mayor propósito: irse. En la última etapa de su estadía, tuvo un problema de salud y tuvieron que sacarla de allí. ¿El motivo? Se enfermaba constantemente por el clima del lugar. "Me metieron en un colegio pupila porque para papá era la única manera de que aprendiera inglés. Sufrí mucho, tenía siete años. Me levantaba a las 6 de la mañana para hacer la cama. Estuve tres años porque me enfermé de los pulmones, una bronquitis crónica. A la noche no podía dormir del frío", confesó la diva.

 

 
 
 

 
 
 
 
 

 
 

 
 
 

Feliz dia a todos los padres argentinos !

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A Susana no le fue fácil elegir qué estudiar. Tampoco tenía muchas opciones… Su mamá y su papá le recomendaron que estudiara una carrera con una fácil salida laboral. En ese momento, la mejor opción era recibirse de maestra jardinera. O, al menos, así lo creían sus padres. Lejos de confrontarlos, Giménez se puso a estudiar y logró graduarse de maestra de enseñanza primaria. Sin embargo, jamás quiso ejercer su profesión. Le dio el gusto a su familia, pero no era lo que realmente la apasionaba. Sabía que había algo más, añoraba lo que parecía inalcanzable.

 

Primer matrimonio. A los 17, en 1962, Susana se casó con su primer amor: Mario Sarrabayrouse. En ese momento, él tenía 23. La diva estaba embarazada. Por eso, ese mismo año, se convirtió en mamá. Junto al que pensó que sería el amor de su vida, tuvo a su única hija: Mercedes. Hoy, más conocida como Mecha. La diva apostaba al romance, pensaba que ese amor sería para toda la vida. Sin embargo, lamentablemente, no la pasó nada bien con el padre de su única niña. Desde el primer momento, se llevaron mal. Según ella, él era un irresponsable. No la ayudaba, tenía que arreglárselas sola. Ni siquiera cuando la pequeña llegó al mundo el hombre cambió de actitud: “Jamás tuve un hombre que me ayudara. Mucho menos, que me diera dinero. Mi primer marido nunca me ayudó. No tenía un mango. Además, era un tipo que jugaba, chupaba… Claramente, no era una alhaja”.

 

 
 
 

 
 
 
 
 

 
 

 
 
 

Feliz cumple querido @marley_ok Que bien la pasamos siempre! Te quiero! ❤️

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La primera vez que la diva tuvo sexo, fue con el padre de su hija. Hoy, recuerda cómo fue, con nostalgia y algo de timidez. “Mi debut fue con Mario Sarrabayrouse. El fue mi primer novio y mi marido. En esa época, éramos todos más calienta braguetas que otra cosa. La virginidad era una cosa bárbara, para guardar. Ahora, los chicos lo hacen en las casas y las madres dicen: 'Por lo menos sé dónde está'”, reflexionó Susana en diálogo con la revista Caras y agregó: “Cuando tuve sexo por primera vez, era muy jovencita, creo que tenía 15 o 16 años… La primera vez nunca es tan buena”. Si bien las cosas no resultaron como ella esperaba, Susana también confesó que se enamoró del hombre a primera vista. A los 15, se encandiló al verlo caminar por su barrio: “Era el hombre más lindo del país… Pero, también, un pobre chico. Embarazada, tuve que casarme con él. Casi me suicido. Todo fue un desastre… En mi casa lo bancaron, sí. Pero esa noche, cuando mi papá llegó y hubo que decirle, creí que me mataba”.

 

Si bien su relación no funcionaba, y eso la hacía sufrir, el momento más duro que vivió Susana fue cuando su mamá se separó de su papá: “Ahora me doy cuenta de que me fui de casa con un tipo que no tenía un sope. Lo peor fue que, al mismo tiempo, mis viejos se divorciaron y mi padre funde la fábrica. En ese instante, entendí de qué se trataba la vida. ‘Agarrate Catalina’, me dije. Sin dudas, aprendí que podés perder todo en cualquier momento. Hay que valorar lo que tenés, siempre”, confesó la diva en diálogo con el diario Perfil. Ni bien el papá de la Su –que se dedicaba al comercio de productos de cosmética– se funde, comienza a tomar distancia de su esposa. Acto siguiente, los padres de la diva firman el divorcio y nunca más vuelven a estar juntos. Claramente, una situación más que dolorosa para ella.

 

Mientras Susana intentaba superar la separación de sus padres, su propio matrimonio comenzaba a perder cada vez más el equilibrio. No había dinero en la casa. “No teníamos plata ni para pagarle al lechero”, recuerda. ¿Cómo se ganaba la vida? Se quedaba cociendo cuellos para los vestidos de lana –que en ese momento estaban muy de moda- hasta la madrugada. Los vendía por unidad. Con tan solo 18, mantenía a su hija de esta manera. Las peleas comenzaban a volverse cada vez más violentas. De repente, la diva estaba repitiendo la misma historia que había sufrido junto a sus padres.

 

Segundo matrimonio. El matrimonio de Susana con Mario Sarrabayrouse fue su primero, pero no el único. A la rubia no le fue bien en su primera relación, pero no se dio por vencida. Cuando conoció a Huberto Roviralta volvió a creer en el amor. Al menos, durante algún tiempo. De hecho, volvió a caminar hacia el altar. El 5 de diciembre de 1988, a la mañana, se casó por civil con el hombre que pensó que sería el indicado. El mismo día, pero a la noche, en el hotel Alvear, la pareja festejó su unión junto a más de 500 invitados. ¿Qué vino después de la exclusiva celebración? Una luna de miel de película en el Caribe. Hasta ahí, todo iba bien. De hecho, en febrero de 1989, volvieron a disfrutar de unas inolvidables vacaciones. Emocionados, aterrizaron en El Cairo. Siempre habían querido conocer Egipto juntos. Más allá de los lujosos viajes y el romanticismo, los años pasaban y ambos sentían que ya no era lo mismo. ¿Hasta cuándo podrían sostener la relación sólo con escapadas a países remotos y estadías en hoteles de lujo?

 

Separación y París. Tras meditarlo durante mucho tiempo, el 30 de enero de 1998, un día después del cumpleaños de Susana, en un restaurante de Ocean Drive, Miami, la diva y su segundo marido acordaron, finalmente, firmar el divorcio. Luego de varios días en silencio, Susana le hizo frente a los rumores y no dudó en contar públicamente que se había separado. ¿Desde la tranquilidad de su hogar? No. Decidió dar la noticia mientras disfrutaba de una de sus ciudades preferidas: París. Detrás de unos anteojos oscuros, la diva reveló que había firmado el divorcio con Roviralta. ¿Había decidido irse sola a la ciudad de las luces para afrontar la separación? Bueno, no exactamente. En ese momento, supo acompañarla Jorge Corcho Rodríguez. Exacto, el empresario con el que se rumoreaba que vivía un intenso romance. Juntos, disfrutaron del desfile de alta costura de Thierry Mugler. Además, la diva aprovechó para grabar junto a él imágenes exclusivas que luego saldrían al aire en su programa. Si bien se la veía constantemente con el hombre, Susana supo dejar muy en claro que lo único cierto era su separación: “Yo traté de remontar el fracaso de la relación, pero no lo logré”. Al mismo tiempo, el empresario, que estaba hospedado en el mismo hotel que la diva, dejó en claro que no estaba saliendo con ella pero que, al igual que cualquier argentino, le hubiese encantado. “Yo no soy la nueva pareja de Susana. Ella tiene su marido. Igualmente, ¿a quién no le gustaría estar con Susana? Si es el deseo de todos los hombres de este país”, expresó el hombre que, en ese momento, estaba divorciado y con dos hijos.

 

El cenicero. El matrimonio de Susana y Huberto comenzaba a volverse cada vez más conflictivo. Primero, comenzaron a pasar cada vez menos tiempo juntos. Los viajes ya no los unían. Cuando regresaban de los destinos más paradisíacos tenían que hacerle frente al día a día. ¿Las consecuencias? Terribles, peores de las que podríamos imaginar. “Huberto se levanta cuando yo me acuesto. Anda con el tema de los caballos, del polo, y eso empieza al alba. No es fácil, no coincidimos nunca con los horarios…”, supo explicar la diva dejando en claro que la convivencia no estaba funcionando. Sin embargo, ella había decidido ponerse la relación al hombro. Tuvieron más de una crisis de pareja. Tomaron distancia e hicieron hasta lo imposible para que nadie se enterara. Después, volvían a intentarlo. Este mecanismo se repetía una y otra vez. Claramente, el verdadero final estaba cerca. Era inevitable.

 

 
 
 

 
 
 
 
 

 
 

 
 
 

Feliz día del animal! Amores de mi vida! ❤️

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Sin dudas, la polémica estalló cuando un violento episodio tomó estado público: la noche del cenicero. Tras muchas idas y vueltas, finalmente, Susana aclaró públicamente por qué le tiró a la que pensó que sería la pareja de su vida un cenicero por la cabeza. Fue lo primero que encontró, lo que tenía a mano… Si bien se rumoreaba que la relación era conflictiva, ese hecho alarmó a sus seres queridos. También, a la prensa. “Huberto me empujó, trató de agredirme; yo me defendí y le tiré con un cenicero”, expresó Susana en una conferencia de prensa y agregó: “fue una situación que se me escapó de las manos, fue humillante, horrible… Pero a cualquiera de ustedes les ha pasado de tener una discusión violenta, ¿no?”, supo decir la diva buscando calmar las aguas. Claramente, no lo logró.

¿Qué había pasado antes de que Susana le tirara al polista un cenicero en la casa que compartían en Palermo? Ella había vuelto a Buenos Aires luego de pasar varios días en Miami. A su regreso, se encontró a Huberto esperándola en la casa. Ella, lejos de importarle que las cámaras de televisión estuvieran a la espera del escándalo, comenzó a insultarlo. Minutos después, el polista se fue de la vivienda y se hizo presente en la vereda con la mejilla ensangrentada y un golpe en la nariz. Con las cámaras listas, allí lo esperaban cronistas de tres medios. Todo quedó registrado.

 

Ni bien el hecho ocurrió, la diva desapareció por más de 30 horas. Más calmada, siguió el consejo de sus seres queridos y aclaró los tantos públicamente. ¿Dónde? En una incómoda conferencia de prensa que tuvo lugar en el Hotel Alvear. “Estoy viviendo una presión fuerte y no puedo más. Es una pesadilla. Chicos, paremos un poquito con las fotos… Es muy difícil lo que voy a hacer ahora. No sé si ustedes me van a hacer preguntas, no sé si las voy a contestar. Necesito descomprimir, porque así no se puede vivir. En este momento está en juego otra cosa, no el rating de mi programa”, expresó, angustiada. Los periodistas le preguntaron si su pelea con el polista y todos los conflictos eran por su dinero. ¿Roviralta quería dejarla en la calle? ¿Buscaba quedarse con sus bienes? Comenzaba a rumorearse que el hombre la habría tratado de infiel. O, al menos, que hablaría de una supuesta infidelidad por parte de la diva para quedarse con su fortuna. En la conferencia, Susana fue contundente con respecto a este tema. “Jamás se habló entre nosotros de una cifra de dinero. No hay acuerdo prenupcial. Esto no es fácil, hace muchos años que trato de salvar mi pareja, viviendo… No sé si llamarlo así… humillaciones”.

Al otro día, a las 11 de la mañana, Susana se animó a salir sola por primera vez de su casa tras el escándalo. Exacto, en su auto de lujo preferido: un Mercedes Benz negro. Vestía también de negro. Estaba de luto. Una parte de ella se había muerto para siempre. También, su relación.

 

Conflicto legal. Cuando Susana decidió separarse de Huberto, su fortuna crecía a pasos agigantados. En 1998, aproximadamente, la diva era dueña de casi cien millones de dólares. Más del 90 por ciento habría sido ganado durante la década de matrimonio. Claramente, Roviralta le pedía la mitad. Por eso, Su recurrió a la Justicia. A partir de ese momento, comenzó una intensa batalla judicial. La diva no quería darle esa altísima cantidad de dinero. Tras muchas idas y vueltas, finalmente, Giménez firmó a favor de su ex un cheque por diez millones de dólares. Quiso ponerle un punto final a la situación. Si esa cantidad de dinero era la suficiente para dejar de tener contacto con él, no dudaría en entregárselo. Un año y medio después, Susana ya estaba nuevamente instaladísima en la televisión. Cuando a la Su le preguntaron si volvería a tener algún tipo de vínculo con Huberto, su respuesta fue contundente: “Ni por todo el oro del mundo”.

 

Otros romances. “La vida siempre me lleva a esto, no se muy bien por qué”, confesó Susana tras haberle gritado al mundo que se había divorciado de su segundo marido, Huberto Roviralta. Si bien con él volvió a apostar al compromiso legal, tuvo otras relaciones informales tan intensas como conflictivas. ¿Quiénes fueron algunos de los hombres que marcaron su vida para siempre? Noberto Draghi, Hector Cavallero, Carlos Monzón, Ricardo Darín y Corcho Rodríguez fueron algunos de los novios con los que Susana se mostró públicamente. Hubo otros “amores” como Maravilla Martínez, Facundo Moyano y Juan Martín del Potro, con los que nunca blanqueó una relación… ¡Pero con los que no dudó en coquetear en público! Una y otra vez, la diva alimentó los rumores de supuestos y apasionados romances.

 

 
 
 

 
 
 
 
 

 
 

 
 
 

Buen día! Que poco falta para el domingo a las 21hs! #porelmundo

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Fugaces. ¿Un affaire que a Susana solo le duró cuatro meses durante el 2010? El que tuvo con Damián Popiloff. Tras esta breve relación, a la diva se la vio muy cerca de Hugo Caputo, el modelo y personal trainer. ¿Cuándo? A fines del 2010 y principios del 2011. El acercamiento duró poco, fue intenso pero breve. Tampoco nos olvidemos de Maravilla Martínez: en 2012 se la vio muy cerca del boxeador. Si bien no fue un romance confirmado, el coqueteo público los puso en el centro de la escena. ¿Cuál habría sido uno de los últimos touch and go de la diva con un deportista? Los rumores se preguntaban si era cierto que estaba saliendo con Juan Martín del Potro. Ella viajó a ver sus partidos de tenis. Luego, habrían tenido varios encuentros íntimos. Al aire se coquetearon y la química fue evidente… Al menos, se mostraron muy juntos en su programa. Si bien ninguno de los dos quiso reconocer el romance, una imagen vale más que mil palabras. No nos olvidemos de Facundo Moyano. Según ella son amigos, pero… En las fotos se los vio, en más de una oportunidad, muy acaramelados. ¡Hasta Mirtha Legrand creyó que había algo más entre ellos! Y si lo dice la Chiqui… Si bien nunca reconoció haber tenido algo más que una intensa amistad con Facundo, Su dejó muy en claro que le gusta. "¡Hay mucha diferencia de edad! Imposible. Somos amigos, pero no te voy a negar que es espléndido. ¡Si yo tuviera veinte años menos, sería mío!”.

 

Estrella indiscutida. Su mamá y su papá soñaban con que ejerciera como maestra jardinera. Sin embargo, Susana les dio la espalda y se puso un objetivo claro: convertirse en una estrella. Sin dudas, lo logró. A los 19, decidió comenzar a dar sus primeros pasos en el mundo del modelaje. Era preciosa y tenía una actitud que dejaba a todos con la boca abierta. Sabía lo que quería e iba por eso. Aunque le iba bastante bien protagonizando campañas gráficas, en 1969 dejó de ser una del montón y saltó a la fama. Años antes, cuando además de modelar trabajaba de secretaria, una “bruja” le dijo que se convertiría en una de las estrellas más famosas de la Argentina. Ella no le creyó, ¡y se fue enojadísima por el monto que le cobró! “Me fui con mucha bronca porque me cobró cincuenta pesos y para mí en ese momento era una fortuna”, confesó la diva. Susana trabajaba mucho pero cobraba poco. El dinero que tenía le servía únicamente para vivir el día a día, nada de darse sus gustos. Por eso, jamás creyó en las palabras de la señora que vio en ella un futuro dorado y repleto de éxitos.

 

 
 
 

 
 
 
 
 

 
 

 
 
 

Disfrutando Medellin con @maluma

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Finalmente, la mujer que predijo su destino tenía razón. La carrera y vida de la diva dio un giro de 180 grados cuando supo protagonizar, con un éxito indiscutido, el comercial de un jabón de la marca Cadum. En la publicidad, ella pronunciaba con simpatía y, a la vez, sensualidad, la palabra “¡Shock!”. Tras el estallido, todos querían ser Susana… ¡o contratar a Susana! A partir de ese momento, la diva se puso en contacto con Héctor Cavallero que, años más tarde, sería su pareja. Rápidamente, la carrera de esa chica que soñaba con ser una estrella comenzaría a crecer a pasos agigantados.

 

Cine, teatro y teve. ¿Cuándo comenzó el desarrollo de Susana como actriz? A finales de la década del 60. Pero el éxito que protagonizó y logró ponerla en el centro de la escena fue la película de la que formó parte junto a Carlos Monzón en 1974, La Mary. Si bien las anteriores le habían servido para destacarse, nada se compara con el film en el que conoció al boxeador. Luego de protagonizar La buscona, en 1971, le propusieron apostar al teatro. Ella ni lo dudó, siempre había querido formar parte de ese mundo. ¿En qué obra debutó? La recordada Las mariposas son libres. Luego de hacer La mujer del año en el Teatro Maipo (1983), llegó la que puso a Susana en el centro de la escena: Sugar. La obra se estrenó en noviembre de 1986 en el Teatro Lola Membrives. Todos querían ver a la parejita del momento en escena, Susana con Darín. Por eso, aprovecharon al máximo el momento de esplendor arriba de las tablas.

 

 
 
 

 
 

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